La guerra de Rusia en Ucrania no va como Vladímir Putin se esperaba. A medida que la campaña militar se alarga, el Kremlin tendría cada vez más dificultades para esconder las derrotas de su ejército en el suelo ucraniano, sobre todo teniendo en cuenta el gran número de bajas entre las filas de reclutas inexpertos a los que habrían engañado para luchar en los frentes. Por otra parte, Moscú estaría buscando la fórmula para poder relevar a las tropas caídas, y eso podría pasar para declarar la guerra al país vecino, imponer la ley marcial, y dejar atrás el eufemismo de la 'operación militar especial' utilizado hasta ahora. Desde el punto de vista del gobierno ruso, eso despierta la necesidad de 'preparar' a la opinión pública mediante la agitación a través de los medios de comunicación. Para colmo, un hecho reciente ha herido profundamente el orgullo belicista del establishment ruso: el hundimiento del buque insignia 'Moskva'.

Dentro de la burbuja propagandística que encapsula en estos momentos la sociedad rusa, la narrativa oficial del Kremlin es ahora algo esencial para controlar los pensamientos de la población y prevenir que se giren en contra del régimen actual. Es por eso que en los últimos días la televisión rusa, un espacio que gracias a la fuerte censura ya no cuenta con ninguna voz disidente, ha intensificado su discurso a favor del gobierno y en contra Ucrania. Dando un repaso al canal de noticias estatal, destacan los intentos de los colaboradores con más influencia del país de defender la invasión, demonizar al enemigo, y mantener un equilibrio entre decir ser las víctimas de los ataques de Occidente y decir ser el bando que triunfa en el campo de batalla. Todo en un vórtice de teorías de la conspiración e interjecciones religiosas que recuerdan a los telepredicadores enloquecidos de los años ochenta. He aquí la histeria de la televisión rusa.

Erradicar ser ucraniano

Una de las maneras más efectivas de justificar la invasión de Ucrania para el Kremlin, teniendo en cuenta la historia que une los dos países, es negar la existencia de la nación ucraniana. En este sentido, varios tertulianos de la televisión rusa han cuestionado repetidamente que el pueblo ucraniano sea una realidad, y lo han atribuido a mentiras diseminadas hacia el enemigo público número uno: Occidente. En un programa en directo, un comentarista cita las acusaciones que Putin está cometiendo un "genocidio" a Ucrania y que quiere borrar la idea de ser ucraniano, y posiciona firmemente a favor: "Esta idea tiene que ser eliminada. De cabo a rabo. Está corrompiendo las vidas de los eslavos desde hace 100 años [...] El mismo nombre es insultante. Ser el pueblo ruso y de repente volverse ucraniano". Otro comentarista lo corta y le pregunta si "no reconocemos Ucrania como un país", y él matiza: "Estoy hablando del sentimiento ucraniano, de la idea de ser ucraniano. ¡Sobre esta idea que a uno de los pueblos rusos los han dicho que no son rusos! 'Tenéis que odiar a los rusos y luchar con ellos'. Esta idea tiene que ser totalmente erradicada, y eso nos llevará mucho tiempo. Estaremos erradicándolos (el sentimiento) durante mucho tiempo. Pero antes de empezar a erradicarlos, y antes de que empiecen a darse cuenta de que se tienen que educar y llevar una nueva vida, ¡primero tienen que ser derrotados de manera convincente!", culmina.

Teorías de la conspiración

Uno de los elementos más importantes a la hora de fomentar el apoyo popular para una guerra es la demonización del enemigo a base de propaganda. Es por eso que desde el principio el Kremlin ha insistido en que el objetivo de la operación en Ucrania es la "desnazificación" del país vecino. Por otra parte, la construcción del relato sobre el cual se sustenta el régimen de Putin en los últimos años ha incidido mucho en la Iglesia Ortodoxa rusa y el poder militar de su país. De esta manera, el sentimiento del pueblo ruso pasa por la idea de estar todos solamente luchando contra el mal, con una clara nostalgia por los triunfos de los soviéticos a la Segunda Guerra Mundial. Todos estos elementos se reflejan claramente en la televisión estatal. La editora del medio RT, Margarita Simonyan, declara en directo que el mundo ya está en la Tercera Guerra Mundial, y deja claro a quien es el enemigo: "Tenemos que entender que no estamos luchando contra Ucrania. Y no es solo desde un punto de vista moral o ético que no luchemos contra Ucrania ni contra los ucranianos. Pero desde un punto estrictamente técnico y militar, ¡estamos luchando contra la OTAN!", exclama.

Otros tertulianos también contribuyen a definir el perfil del enemigo de Rusia, y lo describen como un "diablo satánico nazi". El presentador del programa se dirige al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, con mucho fervor y tono de predicador: "¡Yo te condeno! ¡Vovka Zelenski! ¡Con un anatema! Tú no eres un judío, no eres un creyente. Eres un demonio puro y barato. Eres el diablo, y tus esclavos son pequeños diablos. Tienes que ser perseguido, no se tiene que negociar contigo. Los guerreros rusos no están luchando únicamente con nazis, sino que también con los demonios. Tu gobierno satánico nazi es el enemigo sin Dios de Ucrania. Eres Satanás, por eso tu gobierno es satánico". En el mismo programa también se incluyen teorías de la conspiración que recuerdan al 'globalismo' (hay que recordar que la mayoría de estas ideas desencadenan casi siempre en el antisemitismo, aunque no sea explícito). Un tertuliano explica así el 'gran plan' de Occidente para destruir a Rusia: "Es satanismo, está del revés. No les importa, ¿entiendes? [...] Los guiones los están escribiendo en Londres, por especialistas de una cierta agencia, después de que las apruebe Washington. Y parte del plan de Washington es implementado por la burocracia europea, la cual controlan. Eso es un plan elaborado, no solamente una provocación. Bucha, Kramatorsk y los que vendrán; es un plan elaborado. Es la Tercera Guerra Mundial híbrida planeada".

Grietas

En medio de todo eso, parece que la versión oficial del Kremlin se empieza a resquebrajar. En un intento de victimizarse y justificar la dureza del ejército ruso, más de algún comentarista se desmarca del guion y utiliza la palabra "guerra" en vez de "operación militar especial". Después de conocer la noticia del hundimiento del 'Moskva', uno de los colaboradores culpa directamente a Ucrania y hace un llamamiento a bombardear Kyiv, y contradice así la narrativa de Moscú que el barco sufrió por el mal temporal.

Quizás el momento más desconcertante que circula por las redes es la intervención de la jefa de RT, en un intento de justificar "ser más como China" y rechazar por completo la libertad de prensa, de pensamiento y de la política: "Tuvimos dos periodos en la historia con censura limitada o inexistente: de 1905 a 1917, recordamos cómo acabó, y durante la Perestroika y los noventa, sabemos cómo acabó. Acabó con el colapso del país. Ninguna gran nación puede existir sin un control sobre la información. Aquellos que hicieron que añadiéramos a nuestra Constitución que 'la censura está prohibida', lo sabían perfectamente. Aquellos que nos enseñaron durante décadas que 'no, no, la sociedad tiene que ser libre, una economía desarrollada no puede existir sin un sistema político desarrollado o un sistema político libre'. Todo eso son tonterías. Solo hay que mirar a China. ¿Os gusta la economía de China? A mí me gusta. ¿Tienen algún tipo de libertad en el aspecto político de su país? ¿En el ámbito de la información de su país? No, no lo tienen y nunca lo han tenido. Quizás eso no es malo", opina. Todo parece anunciar un giro en el régimen de Putin hacia un estado donde se persigue de la libertad de expresión con todavía más severidad.