La paz en la Franja de Gaza parece más cerca después de que Israel y Hamás hayan llegado a un principio de acuerdo con la mediación de Estados Unidos. Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer, muchas carpetas que tratar, muchos puntos que negociar. Las dos partes —enemistadas desde el 7 de octubre de 2023 y, de hecho, desde hace décadas— han aceptado este jueves implementar la primera fase del plan para el futuro del enclave palestino propuesto por el presidente estadounidense, Donald Trump. Esta etapa inicial, según el republicano, prevé “la liberación inminente de todos los rehenes y la retirada de las tropas israelíes hasta una línea acordada como primer paso hacia una paz sólida, duradera y eterna”. Es una buena noticia para los rehenes y para la población gazatí, sometida a meses de bombardeos y bloqueos, pero no es un acuerdo para alcanzar la paz definitiva. Aún quedan aspectos conflictivos que tratar entre Israel y Hamás, los cuales dificultarán un entendimiento total.

El primero y más espinoso de los puntos pendientes a negociar es el desarme de Hamás. El plan de Trump establece de manera explícita que toda la infraestructura militar, incluyendo túneles, fábricas de armas e instalaciones operativas, debe ser completamente desmantelada y no se podrá reconstruir. Este proceso de desmilitarización de Gaza se debería llevar a cabo bajo la supervisión de observadores independientes e incluiría, de forma clara, la entrega de todas las armas por parte del grupo islamista. No obstante, en su respuesta inicial a la propuesta de la Casa Blanca, Hamás evitó deliberadamente cualquier mención sobre este apartado, y en las conversaciones más recientes celebradas en El Cairo, tampoco ha mostrado ninguna intención de aceptar este requisito fundamental para Israel.

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Otro de los puntos que complica el entendimiento definitivo es la falta de garantías para que Israel no retome los combates una vez liberados los rehenes. Los islamistas exigen compromisos claros que eviten una nueva ofensiva, pero la iniciativa de Trump no establece ningún mecanismo para asegurar que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) no volverán a atacar la Franja después de cumplir la primera fase del acuerdo. La ambigüedad en el texto deja abierta la puerta a nuevas operaciones militares una vez Israel haya recuperado a los rehenes, sin que ello comporte fricciones con Washington. Esta desconfianza no es infundada, ya que, a pesar del anuncio de un alto el fuego por parte de los mediadores, el ejército israelí ha continuado bombardeando Gaza, con ataques intensos sobre la ciudad homónima y Jan Yunis. El Ministerio de Sanidad palestino ha informado de al menos nueve muertos durante la madrugada de este jueves.

El futuro en la Franja

Además de la cuestión del desarme y las garantías de no reanudación de los combates, otro punto clave de fricción es el futuro político de Gaza. Hamás reclama que la nueva administración sea plenamente palestina y evite cualquier fórmula impuesta desde fuera. Quieren un gobierno de tecnócratas palestinos independientes, “basado en el consenso nacional y el apoyo árabe e islámico”. Esta propuesta entra en colisión directa con la de Trump, que pretende designar una autoridad externa bajo su liderazgo y con la colaboración del antiguo primer ministro británico Tony Blair. El plan estadounidense prevé también una fuerza internacional de estabilización y un comité de expertos palestinos tutelado por la Junta de la Paz —una estructura creada ad hoc por el magnate—, pero no fija plazos para transferir el poder a la Autoridad Nacional Palestina ni garantiza ningún tipo de autogobierno.

Está por ver si la primera fase del acuerdo entre Israel y Hamás acabará desembocando en una paz estable y duradera en Gaza. Aunque ambas partes han acordado un alto el fuego inicial, las diferencias de fondo siguen siendo profundas. Hamás rechaza el desarme, Israel se resiste a una retirada plena y no hay consenso sobre si la Autoridad Nacional Palestina debería asumir el control de Gaza. A esto se suma la falta de concreción del plan de Trump, que permitiría a Israel saltarse algunos compromisos sin consecuencias; así como el correcto cumplimiento del plan de paz inicial que aún debe aprobar el gabinete de seguridad de Netanyahu este jueves por la tarde y la liberación de todos los rehenes retenidos por Hamás.