Gaza ha amanecido este jueves con la noticia de un acuerdo entre Israel y Hamás para el alto el fuego. El anuncio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, esta madrugada —que implica la liberación de los 48 rehenes (veinte de ellos vivos) que aún permanecen retenidos en la Franja y de unos 2.000 presos palestinos, además del repliegue de las tropas israelíes— ha provocado celebraciones contenidas entre la población gazatí, que aún está a la espera de la implementación definitiva de la tregua. El alto el fuego entrará en vigor 24 horas después de que Israel firme el acuerdo este jueves a partir de las 17.00 h (hora de Jerusalén) impulsado por Estados Unidos, según ha confirmado en una comparecencia Tal Heinrich, la portavoz de la Oficina del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.

Desde el anuncio del presidente estadounidense, algunos gazatíes han salido a la calle a celebrar la noticia, entre música y aplausos, en localidades como Jan Yunis o Deir al Balah, aunque todavía con prudencia. "La gente sigue preocupada, muchos no saben del futuro de este acuerdo", ha explicado un trabajador de la organización gazatí Al Awda a EFE. A los ciudadanos de la Franja, básicamente, les preocupa que una vez Israel tenga a los rehenes, vuelvan a la ofensiva para acabar con el grupo islamista Hamás —que controla el enclave palestino—, como piden los ministros más extremistas del gobierno de Netanyahu. 

Alegría contenida en la Franja de Gaza

Desde buena mañana, algunas pequeñas aglomeraciones han aparecido en la carretera que atraviesa Gaza por la costa de norte a sur y a través de la cual muchos gazatíes intentan volver a la capital, de la que fueron desplazados en la última ofensiva de Israel contra ella. Mientras tanto, en Deir al Balah, en el centro de la Franja, algunos palestinos han disparado al cielo a modo de celebración. Sin embargo, el gobierno gazatí ha advertido a la población para que evite volver a casa hasta que Israel retire sus tropas y las autoridades den las instrucciones pertinentes. También ha hecho un llamamiento a evitar aglomeraciones. De hecho, esta madrugada, horas antes de anunciarse el alto el fuego, diez palestinos han muerto y 49 más han resultado heridos en ataques del Ejército de Israel en Gaza, según ha informado el Ministerio de Sanidad.

La ruptura del alto el fuego por parte de Israel, dos meses después de que estos y Hamás llegaran en enero a un acuerdo, es un precedente que preocupa a los gazatíes. Es verdad que aquella vez, ni Hamás estaba dispuesto a entregar a los rehenes, ni Netanyahu tenía la intención de retirar su ejército de la Franja y, con el visto bueno de Trump, puso fin entonces a una tregua que duró dos meses. Tampoco sirvió de mucho la liberación por parte de Hamás del único rehén con nacionalidad estadounidense, Edan Alexander, el pasado 13 de mayo. Desde entonces, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han incrementado cada vez más sus ataques contra Gaza, hasta el punto de obligar al desplazamiento de cientos de miles de ciudadanos hacia el sur de la Franja y superando la cifra de 67.000 gazatíes fallecidos (20.000 de los cuales son niños), desde el ataque del 7 de octubre de 2023 --ahora hace dos años-- del ataque perpetrado por Hamás.

Esperanza, y cierto recelo, entre los israelís

Los israelíes también recibieron este jueves la noticia del alto el fuego con emociones encontradas. Con cierta desconfianza y la tensión característica de los dos últimos años, tras el ataque del 7 de octubre de 2023 perpetrado por Hamás —del que el grupo islamista aún retiene a 48 rehenes—, esta mañana en la calle Jaffa de Jerusalén, una de las arterias comerciales más transitadas de la ciudad, reinaba el ambiente festivo por la celebración del Sucot —festividad judía que conmemora la travesía del pueblo de Israel por el desierto de Egipto de camino hacia la tierra prometida de Canaán—. El alto el fuego "es esperanzador después de dos años de guerra", señala un joven de 26 años en declaraciones a EFE. "Nosotros siempre tenemos esa esperanza de que acabe y volver a la vida normal", añade.

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Celebraciones en Tel Aviv después del anuncio de un acuerdo de alto el fuego / EFE

La posibilidad de que los 48 rehenes vuelvan al país en los próximos días, despierta la esperanza entre la población israelí. "Solo espero que vuelvan los rehenes y que no hayan sido sacrificadas en vano todas las vidas que nuestros soldados han dado para defenderles", recalcaba un vecino de Jerusalén también a EFE, obviando los miles de muertes civiles —sobre todo palestinos— que ha causado la guerra. Sin embargo, el recelo no desaparece entre los israelíes y creen que Hamás "utiliza a los rehenes como moneda de cambio". Por eso, aunque no existe una garantía absoluta de que las negociaciones lleguen a buen puerto, expresan su deseo de que "las cosas resulten de la mejor manera posible".