El sur de Brasil vive horas de tragedia tras el paso de un tornado de una intensidad inédita que ha dejado al menos seis personas muertas y más de 750 heridas, nueve de ellas graves. El fenómeno meteorológico golpeó la noche del viernes la pequeña ciudad de Rio Bonito do Iguaçu, en el estado de Paraná, con vientos que superaron los 250 kilómetros por hora y arrasaron cerca del 80% de las edificaciones. Según las autoridades locales, unas 10.000 personas se han visto afectadas y más de un millar han tenido que abandonar sus casas. El gobernador de Paraná, Ratinho Junior, describió la situación como “una catástrofe sin muchos precedentes en la historia del estado”. El dirigente declaró el estado de calamidad pública para acelerar el envío de ayuda y recursos, y avanzó que “ahora nos corresponde solidarizarnos con las familias y preparar una fuerza de trabajo para la reconstrucción”. El subcomandante del Cuerpo de Bomberos, Jonas Emmanuel Benghi Pinto, comparó el escenario con “una zona de guerra”, destacando la magnitud de la destrucción.

Una tragedia que evidencia la fragilidad ante los fenómenos extremos

El tornado, clasificado como categoría EF3 según su fuerza destructiva, se originó a partir de una supercélula formada por la confluencia de aire tropical y polar, un patrón habitual en el sur del país pero raramente tan violento. Expertos meteorólogos apuntan a que el fenómeno podría haber alcanzado incluso una intensidad cercana a categoría 4 en la escala Fujita. El deficiente sistema de radares meteorológicos y la ausencia de protocolos de alerta para tornados en Brasil dejaron a la población prácticamente sin margen para reaccionar. En la ciudad, las imágenes muestran casas reducidas a escombros, árboles y postes eléctricos arrancados, y vehículos volcados por la fuerza del viento. Los equipos de rescate, reforzados con unidades especializadas y perros rastreadores, continúan buscando posibles desaparecidos entre los escombros.

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Viviendas completamente destruidas / EFE
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Viviendas completamente destruidas / EFE

Lula expresa su pésame y pide acción climática

El presidente brasileño Lula da Silva expresó su “profundo sentimiento a todas las familias que perdieron a sus seres queridos” y aseguró que el gobierno “seguirá prestando toda la ayuda necesaria a la población de Paraná”. En su mensaje, publicado en la red X, confirmó el envío inmediato de ministros y equipos de emergencia a las zonas afectadas para coordinar las tareas de rescate y reconstrucción.

La coincidencia del desastre con la Cumbre del Clima de la ONU (COP30), que se celebra a partir del lunes en Belém, a más de 3.000 kilómetros al norte, ha acentuado la sensación de urgencia. Mientras los líderes mundiales llegan a la Cumbre del Clima para discutir sobre cómo frenar el cambio climático, Brasil volvía a sufrir las consecuencias más extremas de esta crisis. Durante su discurso previo al inicio de la cumbre, Lula advirtió que “la transición energética debe ser justa y no dejar a nadie atrás”, pidiendo más responsabilidad a los países ricos.