En muchos aspectos, la exquisita comida tailandesa tiene puntos en común con sus vecinos chinos, indios y birmanos, como los sabores agridulces, pero también tiene puntos diferenciativos, como la leche de coco. Con este tipo de comidas, las variedades riesling y muscat hacen un maridaje muy versátil. Las notas asiáticas de curry, menta, lemon grass, cilantro y albahaca roja nos piden a gritos vinos blancos altamente aromáticos como el sauvignon blanc y el gewürztraminer. También el pinot grigio y el chardonnay, gracias a su buena acidez, equilibrio y por sus aromas exóticos. Todos estos vinos también son muy agradecidos con mariscos, ensaladas y preparaciones fritas. Los platos del sur de Tailandia son más complejos y difíciles, con su curry amarillo, curry de pescados y riñones, y pueden maridarse con blancos en contacto con lías de corte más mediterráneo como la garnacha blanca. El som tam (ensalada de papaya) se armoniza con un verdejo. Y los ingredientes más picantes, como el cilantro, el chile, el ajo y la cebolla, pueden ir con un cava joven de xarel·lo; aunque si es muy muy picante, lo mejor será la drinkability de una cerveza tipo pilsner.