Hoy salimos del perfil más clásico del vino para ir a buscar más diversión, frescor y unos aires más desenfadados. Para encontrar todo eso, nos hemos basado en dos localizaciones, muy diferentes, pero unidas por los mismos propietarios y la misma visión de proyecto. Estamos hablando de Celler Mariol y el winebar Casa Mariol.


El origen, la bodega, lo encontramos en el pueblo de Batea, en la demarcación de Tarragona. ¡Un municipio con menos de 2.000 habitantes y 12 productores de vino! Batea se encuentra dentro la DO Terra Alta, en el sur de Catalunya, haciendo frontera con Aragón. Esta DO está formada por 68 bodegas y, dato curioso, es conocido por todas partes por la garnacha blanca, ya que, en sus tierras, encontramos el 33% de la garnacha blanca mundial, el 75% de España y el 90% de Catalunya. Celler Mariol tiene 80 años de historia. En estos momentos, está en manos de la tercera generación, que trabajan 50 hectáreas de la propiedad más otras parcelas de pequeños viticultores de la zona.

Vinos Laura Serrano Bodega Mariol / Foto: Carlos Baglietto
Una selección colorida de la Casa Mariol / Foto: Carlos Baglietto

Su propuesta se basa en dos ramas: los vermuts —la base es vino, que se mezcla con alcohol que ha estado macerando con hierbas durante unas semanas, predominando la genciana, que le da siempre el punto amargo— y los vinos monovarietales. Estos vinos expresan la historia de la bodega porque tanto elaboran usando las variedades francesas que plantaron los abuelos como con las garnachas que la tercera generación ha recuperado. Todos los vinos son veganos y tienen una muy buena relación calidad-precio, ya que uno de los objetivos de la familia es que el vino llegue a todo el público. Por este motivo, el director de arte alemán Mirko Borsche ha diseñado las etiquetas, de un perfil atrevido y directo.

La embajada de la Terra Alta justo en medio de Barcelona

También con esta búsqueda de hacer el mundo del vino más accesible, hace 25 años que, muy cerca de la Sagrada Familia, encontramos el winebar Casa Mariol. Marta Vaquer, actual directora de ventas y tercera generación de la empresa, denomina el local de la calle Rosselló la embajada de la Terra Alta en Barcelona. Una gran idea, sin duda, de hacer llegar su esencia en medio de la ciudad, todo en un ambiente distendido, con su estilo fresco, moderno y accesible. Allí, turistas y autóctonos, se mezclan para disfrutar de este oasis vermutero en el que, aparte de los vermuts y vinos que se elaboran en la bodega, también se pueden probar propuestas originales como el Mariol Tònic —un combinado refrescante de vermut blanco y tónica— y el Mariol Royal, donde el vermut se marida con cava.

Vinos Laura Serrano Bodega Mariol / Foto: Carlos Baglietto
El vermut, la estrella de esta vermutería del Eixample con esencia de la Terra Alta / Foto: Carlos Baglietto

El local mantiene un ambiente informal y acogedor, que conserva un punto nostálgico de las antiguas bodegas de barrio, pero adaptado al ritmo vivo de la ciudad. Además del vermut tradicional, ofrecen tapas como anchoas, aceitunas rellenas o chips con salsa Espinaler. Aparte de los vinos, tenéis que probar el Vermut Negre Casa Mariol, equilibrado, aromático y con personalidad propia. Elaborado con uva blanca seleccionada y maceración con hierbas de la Terra Alta. Con aromas de tomillo y vainilla, notas suaves de piel de naranja, canela y regaliz, ideal para disfrutar con los aperitivos tradicionales. Casa Mariol es un espacio que reivindica la tradición, pero con una mirada moderna, alegre y vibrante. Un local imprescindible para los amantes del vino y del buen vermut. ¿Habéis ido? ¿Queréis más recomendaciones de locales como este? ¡Aceptemos sugerencias!