Ahora que se ha vuelto a poner de moda la individualidad de la lata de vino, yo reivindico la colectividad del bag in box. Como bien dice la palabra es una caja en una bolsa. Dicha bolsa sirve para proteger de la oxidación y de la luz y es de polietileno interna y multicapa que lo envuelve. Es un embalaje respetuoso con el medio ambiente, que pesa menos, fácil de transportar y se puede enfriar. Además, te puedes servir lo que necesites, porque tiene una válvula a modo de grifo para dispensar el vino. A medida que se consume la bolsa se contrae. Así que muchas veces nos puede durar un mes, siendo ideal para los que solo quieren una copita cada par de días. Podemos encontrar blanco, rosado o tinto, y se envasa y empaqueta en la bodega. Hay mercados como el sueco que están muy acostumbrados a este packaging, otros como el nuestro aún nos cuesta. Hasta que, por nuestro estilo de vida, lo necesitemos y veamos lo cómodo que resulta.

En este vídeo te recomiendo el de Covides blanco del Penedès con xarel·lo y chardonnay que reivindica la tradición catalana. Se llama Casteller y 3 litros cuestan menos de 10 euros.