Una gran familia. Con esta sensación salí del nuevo restaurante de Ciutat Vella: La Pau. Un espacio donde te hacen sentir como casa y donde siempre serás bienvenido. El recibimiento es de lo más especial, porque quince sonrisas te esperan con ilusión para ofrecerte la mejor experiencia gastronómica posible. Y lo consiguen de buen grado. Ellos son los verdaderos protagonistas de este restaurante que nace para dar una oportunidad a aquellos jóvenes que han sido expulsados del sistema educativo y social. Un hogar de esperanza en el corazón de Barcelona.

A través de La Pau se está construyendo un modelo de alianza entre la empresa privada y el tercer sector que ayuda a dar vida a proyectos significativos para los jóvenes. Ignasi Valeriano, director operativo

Alumno del Umbral, trabajador ahora de La Pau / Foto: Ianko Stankov y Sergio Deblas
Eloin Lucas, alumno del Llindar y ahora trabajador de La Pau / Foto: Ianko Stankov y Sergio Deblas

Restauración de impacto social en Ciutat Vella

En Ciutat Vella, escondido entre las calles del barrio, está el emblemático Passatge de la Pau. Un rincón arquitectónico que este año se ha convertido, también, en el pasaje de la esperanza para los jóvenes de la Fundación El Llindar, la escuela de las oportunidades que orienta y acompaña a adolescentes que se encuentran excluidos del sistema educativo y social. A través de este proyecto, los acompañan durante su transición hacia la vida adulta, fomentando su retorno al sistema educativo reglado y aumentando sus posibilidades de acceder con mejores condiciones al mercado laboral. Y aquí es cuando entra en juego el restaurante La Pau, quien en alianza con EnjoyBcn, una empresa familiar catalana del sector turístico y de acontecimientos, trabaja en la construcción de proyectos vitales.

Fuera del Llindar hace frío. Edgar Bonilla (alumno)

El hogar de la esperanza y las oportunidades

El restaurante La Pau es una iniciativa de impacto social para generar empleo de calidad y dar continuidad a la escuela El Llindar. Un pasaje con futuro que ha llegado a Ciutat Vella para quedarse. Un hogar donde la esperanza de los jóvenes se plasma en cada uno de los platos que ofrecen a través de la carta. Una propuesta gastronómica inspirada en la cocina tradicional catalana, haciendo uso de cocciones pacientes con productos de proximidad. Una oferta sabrosa y con personalidad que perfecciona e innova el tipo de cocina de casa, manteniendo las raíces de una cultura culinaria muy valiosa, la nuestra. Los mediodías de miércoles a viernes ofrecen el plato del día acompañado de bebida y postre para disfrutar de una propuesta sabrosa, informal y de temporada por un precio muy económico (10,50 euros). "Los vecinos de Ciutat Vella necesitaban un restaurante así. Ellos mismos nos lo dicen", nos comparte Begonya Basch, directora general de la Fundación El Llindar.

Papada a baja temperatura con parmentier / Foto: Ianko Stankov y Sergio Deblas
Papada a baja temperatura con parmentier / Foto: Ianko Stankov y Sergio Deblas

Un espacio único, por dentro y por fuera

Los vecinos de Ciutat Vella necesitaban un restaurante así. Ellos mismos nos lo dicen. Begonya Basch

La Pau se encuentra en una ubicación emblemática del distrito de Ciutat Vella de Barcelona: el Passatge de la Pau. El restaurante combina elementos decorativos de la identidad de su entorno con otros que explican su valor social y la historia de los jóvenes que pasan por este proyecto. Seis detalles que nos envuelven en una historia que va más allá de la gastronomía. Los cactus que encontramos en su interior, representan el aspecto hostil que puede parecer que tienen los jóvenes, pero con un interior tierno y húmedo. En la barra encontraréis los deseos e ilusiones que estos adolescentes han expresado durante su paso por El Llindar. Las infinitas columnas nos hablan de la voluntad del proyecto de ir más allá. Así como la oleada de lámparas que iluminan la sala, que son el reflejo del dinamismo de una iniciativa en constante movimiento. Los cuadros que encontramos, de la artista mallorquina Pilar Correa, han sido inspirados en los diferentes itinerarios formativos del Llindar. Y por último, las luces del baño, que muestran el crecimiento personal de los jóvenes. Un espacio único, por dentro y por fuera.