Cuando encontré esta receta por primera vez, enseguida me vino a la cabeza una imagen equivocada, casi negativa, tanto en apariencia como en sabor.
Y es que la cocina resulta extraordinaria en ocasiones, sobre todo cuando nos guiamos por una intuición culinaria que a veces nos puede llegar a traicionar. Este guisadito ha resultado ser un plato exquisito y altamente recomendable, especialmente para aquellos que sabéis apreciar las recetas más tradicionales.
Se trata de un pollo cocido en una especie de samfaina dulce que recuerda los orígenes de nuestro recetario más medieval, donde la mezcla dulce-salado era todavía más habitual que hoy en día. Además, no es nada complicado de hacer. De ingredientes que encontraréis todo el año, asequibles y económicos.
1 pollo de 1,5 kg cortado para guisar (o en 8 trozos)
80 g de azúcar
1 cebolla picada
1 pimiento rojo en dados
4 tomates maduros
1 berenjena en dados
300 ml de caldo de ave
300 ml de aceite de oliva
pimienta negra
sal
Variantes:
Podéis hacer el plato sólo con muslos de pollo o también mezclarlo con conejo
Preparad toda la verdura.
Preparad el pollo también. Podéis pedir que os lo corten para guisar.
Salad el pollo.
Y echadle pimienta.
Ponedlo a dorar en una cazuela con abundante aceite de oliva.
Mientras el pollo coge color, vais picando el pimiento.
Cortad la cebolla a la juliana.
Pelad los tomates.
Y cortadlos en dados también.
Ahora, pelad la berenjena y cortadla en dados.
En una sartén aparte, con un poco de aceite, doráis la berenjena con un poco de sal.
Vigilad el pollo y dadle la vuelta para marcarlo por los dos lados.
Ahora, en una sartén con un poco de aceite, sofreíd el pimiento y la cebolla con una pizca de sal.
Calentad el caldo.
Cuando el pollo esté dorado, retirad el exceso de aceite y añadid el azúcar a la cazuela.
Ahora, verted tres o cuatro cucharones de caldo.
No tiene que cubrirlo todo, pero tiene que haber suficiente caldo para cocerlo correctamente.
Tapad la cazuela y dejad cocinar entre 30-40 minutos a fuego medio. Vigilad de vez en cuando que no se acabe el líquido antes de tiempo. El objetivo es reducir casi todo el líquido, pero también dejar cocido el pollo.
Mientras tanto, vigilad también el sofrito.
Cuando el pimiento y la cebolla estén cocidos, tenéis que añadir el tomate. A mí me gusta añadir también una cucharada de pimentón, que potenciará el sabor y sobre todo el color del plato.
¡Para dentro!
Dejad hacer esta samfaina a fuego lento durante unos 5 minutos.
A continuación, añadid un par de cucharones de caldo y dejadlo reducir hasta que no quede líquido (20 minutos como mínimo).
Cuando quede poco líquido, añadid la berenjena que tenéis reservada.
Cuando paséis una cuchara de madera por la sartén y se vea el fondo, la samfaina estará en su punto. Rectificad de sal.
No os olvidéis de ir controlando el pollo. Poco a poco desaparecerá el líquido y el jugo restante empezará a caramelizar. Veréis cómo empiezan a salir unas burbujas brillantes. En este punto, removed el pollo (con cuidado de no romperlo demasiado) para conseguir que quede caramelizado por todos los lados. No tardéis demasiado, ya que el azúcar se puede quemar.
Seguidamente, añadid la samfaina que ya tenéis hecha al pollo caramelizado.
Dejáis cocer todo junto 5 minutos más y ya podéis apagar el fuego. Como todos los guisados es recomendable dejarlo reposar unas horas.
Lo calentáis de nuevo y ya lo podéis emplatar.
¡Buen provecho!
Y para beber...