Sant Jordi, festividad este año maltratada en Barcelona por la desidia consistorial, que ha dejado en manos privadas (el Gremio de Libreros de Catalunya) la adjudicación de las paradas. Sant Jordi, jornada de veneración de un meapilas feudal, rescatador de princesas que no necesitan ser rescatadas y extintor de animales mitológicos. Sant Jordi, fiesta en que el país se vanagloria de su capitalidad editorial, mayor cultura y acérrimo letraheridísmo obsequiando al ser querido con las deposiciones impresas de las celebridades televisivas, políticas o amarillistas de turno. Sant Jordi, al fin y al cabo, caldo de cultivo ideal para generar un conjunto de propuestas alternativas, cooperativas, colectivas y al margen del Sant Jordi oficial, oficioso y de oficio. Me he propuesto en estas líneas elaborar una breve contracrónica del Día del libro en Barcelona. Una compilación de algunas de las iniciativas más eutróficas e interesantes, según mi criterio, que tuvieron lugar el pasado 23 de abril, fuera de los circuitos convencionales. También listar una selección de publicaciones que poseen varios ingredientes, y la palabra no es baladí, en común: la figura del autor a menudo coincide con la del editor y el feriante, son amateurs en el mejor sentido de la palabra, sus copias son limitadas y batieron todos los récords de baja recaudación en taquilla. Y, además, como corresponde a esta sección, estos imperceptibles grandes libros tratan de la actividad que más nos apasiona: zampar. Un off Sant Jordi y una anti-lista de ventas. Allá va:

Una de las paradas|puestos del Garra|Grapa y Tinta.

Una de las paradas del Grapa y Tinta.

Grapa y Tinta: Festival de ilustración y edición liliputiense

En palabras de sus artífices, Alejandro y Txema, Grapa y Tinta «es un festival dedicado a la ilustración y la autoedición que nace con la idea de rendir homenaje al “hazlo tú mismo”. Es una de nuestras maneras favoritas de transmitir cultura, una cultura libre y diversa desde la autogestión. Por eso juntamos bajo el mismo techo a ilustradoras, fanzines, microeditoriales y editoriales independientes. Y qué mejor lugar que en el pueblo, Sant Andreu, donde vivimos.». La primera edición tuvo lugar en noviembre en el espacio Joe Forga del Ateneu L’Harmonia, y para la presente edición especial de Sant Jordi tomaron la acertada decisión de trasladar su manera de hacer y de entender la vida al bar del mismo ateneo, pilotado por la cooperativa La Tormenta, que utiliza la cocina y su convivencialidad como herramienta y lenguaje, como vehículo cultural, educativo y de intercambio. De los otros platos, los de la tabla de DJ 's, se encargó el colectivo Musical Prescription, que cocinó un menú bailongo a base de «reggae de pelao, soul espiritual y rumba cañí». Entre las publicaciones más comestibles de la feria había el fotozine Boquerones con... de Can Grapes, un colectivo que viste su mesa con mantel a cuadros y regala ratafía y longaniza a los visitantes, equiparando sus libros a cualquier producto de proximidad, sea este para cebar el cerebro o el abdomen. Ana, una de las miembros del grupo, me explica que «queríamos hacer un fanzine conjunto, y celebramos la primera reunión en el restaurante O’Canto, un gallego que me queda junto al trabajo. En la carta hay tantos platos que los abrevian con puntos suspensivos: “Pan con..., Pimientos del..., Boquerones con...”. En la carta en inglés hacen lo mismo, y nos hizo muchísima gracia, así que, a pesar de que el contenido no tenga nada a ver, decidimos ponerle este título a la publicación.». Boquerones con... es un fotozine maravilloso, pero el día de San Jordi no consiguieron vender ni uno. Reseñaré un libro más: Recetas para vagos y maleantes autónomos y estudiantes (Erial Editorial), con texto de Gabriela Pavinski e ilustraciones de Jorge Romero, un divertidísimo recetario sui generisDenostado por los mejores chefs de España», reza una etiqueta en la portada) de la autora del canal «Cocinando con depresión», un manual de supervivencia culinaria en tiempos pandémicos. Vendió tres ejemplares.

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La danza de la lluvia en La Cañada.

La Cañada

Dicen Juanpe y Sara que La Cañada es «un bareto de toda la vida donde pasan cosas», y una de las últimas cosas que han pasado en su local de Poble-sec fue la instalación de una carpa donde se vendieron y firmaron libros de editoriales independientes locales como Candaya, Ediciones Menguantes, Colectivo Bruxista, Arrebato o En Palabras [Relatos Migrantes], mientras la parroquia habitual se acodaba en barra del bar. También tuvieron cabida los fanzines de Mis amigos los fogones. Sofía, la autora de esta colección de recetarios sui generis, es cocinera, amém de licenciada en Bellas Artes e Historia del Arte. Todo el mundo le pedía recetas, de forma que empezó a dibujarlas y redactarlas con una elaborada caligrafía; y así empezó a cocinar, desde el año 2013, este fanzine, del cual imprime unas 50 copias por número. En la parada de La Cañada vendió dieciséis en total, todo un best seller. La Cañada, por cierto, combate la goumetitzación, el esnobismo y otros agentes gentrificadores del barrio a base de buen producto ibérico a precios populares, y punto. Olivas de Bailén, atún ahumado, embutidos como el chiquillo murciano, quesos artesanos, albóndigas con ras el hanout (receta de la madre del Juanpe, hija de republicanos exiliados en Casablanca) y buenos vinos a copas. Porque comer en la barra de los baretos de barrio, como publicar, es resistir.

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Nuestros amigos los fogones

Negra Mosca

Sara, Marta y Romina hicieron buenas migas en el laboratorio de fotografía analógica de la Facultad de Bellas Artes. Una vez lejos del alma mater, decidieron trasladar a un local propio el papel fotosensible, las ampliadoras, los reveladores y las cubetas para continuar cocinando relaciones en colectivo. El pasado sábado inauguraron Negra Mosca, un nuevo espacio en el barrio de Gràcia, un taller compartido con programación cultural en torno al mundo de la fotografía, la imagen y las artes visuales; y lo hicieron con una feria de Sant Jordi que acogió las publicaciones de artistas, colectivos y micro-editoriales que tocan el fotolibro, el carreetzine y sus aledaños. Además, ofrecieron una picapica inaugural, amén de un resopón a base de la tortilla de patatas de los padres de Sara, queso de tetilla y el buen pan autoeditado por La Fabrique. En las paradas estuvieron Ediciones Anómalas, Eugeni Gay, Hector Mediavilla, Juan Nadie y Llamp Edicions. De esta última editorial es La Quimera del Tahini y otros poemas, un poemario de Toni Junyent dibujado por Joan Casarramona. Incluye veinte poemas sinceros, íntimos y libres que te acercan a realidades sencillas y cotidianas como la de observar un gato, agradecer las amistades, anhelar el amor o la aventura de escapar de una fiesta para ir a comprar tahini y cocinar un hummus.

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Negra Mosca, un nuevo espacio donde cocinar relaciones fotosensibles

Sant Jordi en Can Batlló

Como apuntaba al comienzo, el Ayuntamiento de Barcelona, que hace bandera de la municipalización de los servicios públicos, este año se cubrió de gloria, una vez más, con la decisión de dejar en manos privadas y agremiadas la responsabilidad de decidir quién tiene permiso para poner parada, en qué condiciones y en qué espacios. Frente a esta desabrida situación, la pendenciera editorial Descontrol eligió (o no tuvo más remedio que) jugar en casa, en Can Batlló, donde se disfrutó de una versión santjordítica del Salon des Refusés. En el Día del Libro en Can Batlló! participaron unas veinte de las editoriales y colectivos independientes que luchan en las trincheras gráficas de primera línea en la ciudad: Bauma Tallers Gràfics, Ediciones Sin Fin, Edicions Forment, Josep Gardenyes, Fundació Salvador Seguí, Dirección Única, Imbunche Ediciones, Apostroph Edicions, La Màquina, Pol·len Edicions, Editorial Tercero incluido, Impremta Col·lectiva, Frente Sónico Futurista, PsychoCarlix, Mecánica Giratoria, Kikuyo Editorial, Editorial Turbina y Pensaré Cartoneras. Además, la Comisión de Cocina de Can Batlló, cocinó dos pantagruélicas fideuàs, una marinera y la otra vegana, de rechupete y a precio de risa. Agotaron los doscientos tickets en un santiamén. Entre los libros de la feria que hablaban de comer, sea por acción u omisión, podía encontrarse la novedad Dejuni digital. Ajuda col·lectiva per canviar-ho tot (Sergi Onorato, Editorial Descontrol). Hèctor, editor del libro y uno de los organizadores de la feria, recuerda haber vendido unos diez o quince. Toda una gesta (y lo digo sin ápice de ironía) en estos días de inclemencias climáticas, gigantes editoriales, librerías deluxe y abulia municipal.

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Ayuno digital, el único ayuno recomendable.