Ni pósteres de futbolistas, ni pegatinas de series de televisión, ni (por supuesto) fotos recortadas de la Super Pop. En el transcurso de sus primeros años de insti, quién firma esto llevaba la carpeta forrada a base de páginas de historietas directamente arrancadas de la colección «Pendones del humor», los álbumes recopilatorios de series publicadas por el semanario satírico El Jueves. En una cara, las de Pedro Pico & Pico Vena, las aventuras del punki y el pelado más ácratas de Santa Coloma, dibujadas por Carlos Azagra; y en la otra, Makinavaja, el último ejemplar de auténtico chorizo ibérico que sobrevive en libertad —con el permiso de algún monarca emérito—, además de libertario, profeta, filósofo de barra de bar y héroe de barrio, protagonista de las tiras creadas por el manresano Ramon Tosas i Fuentes, más conocido como Ivà. Boomer alert: A inicios de los años 90, las carpetas eran lo más parecido a Instagram que tenía uno al alcance: servían para airear los buenos o malos gustos de quienes las llevaban bajo el brazo. Incluso se podían dejar comentarios escritos adentro. Pensándolo bien, existía ya una red social muy extendida en nuestro país y disfrutaba de una salud excelente: el bar. De hecho, hace muchos años, tenía uno cerca de casa llamado «Facebook». Brillante. Lástima que lo cerraran a resultas de una redada policial. Pero volviendo al tema y la tasca que nos ocupa, Leandro, el hombre tras la barra del Bar Makinavaja, y yo, obviando la diferencia de edad, probablemente hubiéramos sido amigos en caso de haber coincidido durante los años del acné, las campanas y las carpetas. Su local, que el domingo sopló las 12 velas, está dedicado a la memoria del maestro Ivà, padre de, entre otras figuras de la viñeta, el torpón Sargento Arensivia de las Historias de la puta mili y el antecitado Maki, el personaje más indómito del cómic patrio. A la vez, uno de los primeros elementos visibles, sobre la barra, es un barril con las siglas del P.G.B, el Partido de la Gente del Bar que fundó el mencionado Azagra, con su símbolo de una granada de mano de la cual brota espuma de cerveza, como si fuera una jarra. La imagen sintetiza algunas de las proclamas de esta organización anarquista, antimilitarista y birrófila surgida de los cómics, como «Tanques sí, pero de cerveza» o «Gastos militares para birras en los bares». Con los asientos de la cumbre de la OTAN aún calientes de los culos más belicosos de occidente, que han impuesto a Pedro Sánchez un incremento estratosférico del gasto militar (duplicará el presupuesto de educación, igualará al de sanidad y será 35 veces superior al de cultura), urge recuperar estas consignas.

Ahora El Raval es un lugar sin alma, un maldito hotel. Vale que hacía falta una reforma urbanística, porque esto era un puto gueto, pero estos cambios no se han hecho para los vecinos y las vecinas. Todo lo contrario. Solo hay que ver lo que hemos tenido que luchar para que nos amplíen el CAP Raval en lugar del Macba.

Bertolt Brecht: «Primero va la comida, después la moral.» Foto: Wikipedia.
Bertold Brecht: «Primero va el comer, luego va la moral.» Foto: Wikipedia.

«Estos eslóganes sirvieron para que la juventud de los 80 se implicara en sacar al país de la militarización; mezclando música, fiesta y compromiso. Pero son anzuelos, frases con gancho, válidos solo durante una época. La revolución no la haremos alcoholizados en la barra de los bares, hace falta que nos comprometamos con más profundidad.» Leandro, aunque no se dedique a atracar sucursales bancarias, comparte con Makinavaja la concienciación política y el ideario anarquista, amén de ser también algo calavera y vacilón, y haberse buscado la vida en el barrio Chino desde muy joven. «A mí me crió el barrio. Me quedé huérfano de padre y madre con 14 años. Nací en esta misma calle, mi madre rompió aguas en el local del lado. A los doce ya trabajaba en este lugar, que anteriormente se llamaba Bar Bodega López, que era un bareto de toda la vida, y crecí con el hijo de los antiguos propietarios, que ahora tiene un bar en la calle Londres donde almuerzo a diario. Después tuve distintos negocios de restauración y cuando Felipe, el amo del negocio, murió, la familia me lo quiso traspasar. Yo quería dejar la noche y que el bar abriera todo el día, pero esto ya no puedes hacerlo porque de día el barrio está muerto. Lo han matado. Ahora El Raval es un lugar sin alma, un maldito hotel. Vale que hacía falta una reforma urbanística, porque esto era un puto gueto, pero estos cambios no se han hecho para los vecinos y las vecinas. Todo lo contrario. Solo hay que ver lo que hemos tenido que luchar para que nos amplíen el CAP Raval en lugar del Macba

Mientras un bar de barrio ayuda a sufragar al grupo de bomberos y médicos que salvan vidas durante las catástrofes, el gobierno del Estado, como anticipo, acaba de aprobar un suplemento de crédito para el Ministerio de Defensa de hasta 1.000 millones de euros.

El gran Pepe Rubianes en la piel de Makinavaja. Foto: RTVE.es
El gran Pepe Rubianes en la piel de Makinavaja. Foto: RTVE.es

Makinavaja, el último choriso nació como tira cómica en 1985. Su protagonista toma el nombre de la canción «Mackie el Navaja», popularizada por Josep Guardiola (no el exfutbolista y entrenador, sino el añejo crooner barcelonés, responsable de piezas tan dispares como la versión en castellano de «Goldfinger» o el himno del RCD Espanyol), adaptación a la lengua cervantina del éxito «Mack the Knife», que a su vez era una adaptación inglesa del alemán «Mackie Messer». Esta conocida y versionada canción alemana lleva la música de Kurt Weill y la letra original de Bertolt Brecht. La canción formaba parte de la obra de teatro Die Dreigroschenoper, (La ópera de los tres centavos) y relata las aventuras de un delincuente de los bajos fondos. De modo que Brecht, el autor de aquella famosa sentencia que decía «Primero va el comer, luego va la moral», puede considerarse el tatarabuelo del personaje de Ivà. La obra consiguió el éxito teatral más arrollador de la República de Weimar, y criticaba el orden burgués representándolo como una sociedad de delincuentes, prostitutas, vividores y mendigos. Ivà vivió de joven en pensiones de la Rambla de Barcelona, y allí respiró, rodeado de prostitutas, delincuentes y policías, el mismo ambiente que años más tarde recrearía perfectamente en sus historietas. A menudo sus aventuras expresan ideas filosóficas y políticas, algunas de las cuales eran las propias del autor, de marcado carácter izquierdista y a quien sus propios amigos trataban como teórico de la revolución, haciendo gala de un gran cinismo, y una concepción de la vida muy particular. Carlos Azagra (recordamos, el autor de Pedro Pico & Pico Vena y fundador del P.G.B.) sirvió de mediador con la viuda de Ivà, Gloria, para que el tebeo ganase un nuevo espacio en la ciudad que fue la capital de la historieta, y que después le dio una patada a este arte. «Cuando cogí las riendas del bar, me planteé dos nombres: «La Rivolta del Pirata», en honor a dos locales míticos que habían desaparecido del barrio, o «Makinavaja», mi primera opción. Pero no quería hacerlo sin el permiso de la viuda, por respeto. A Carlos le conozco desde hace muchos años, e incluso le ofrecí dinero a Gloria, porque entendía que este nombre salía del trabajo de una persona. Ella me pidió solo una cantidad muy extraña, unos doscientos euros y pico, y le pagué sin acabar de entender el motivo de una cifra tan caprichosa. Después resultó que quería el dinero para pagarse el avión desde Vigo y poder venir a la inauguración, donde se emocionó muchísimo y me regaló una foto de Ivà después del atentado, perpetrado por un grupo de ultraderecha, a la revista El Papus, un original de Makinavaja y una carta firmada cediéndome los derechos para el bar. En su nombre, también damos cada mes una parte de la recaudación a la EREC, el Equipo de Rescate y Emergencias de Cataluña, una organización sin ánimo de lucro compuesta por bomberos y sanitarios, que no recibe ningún apoyo económico institucional.» Mientras un bar de barrio ayuda a sufragar al grupo de bomberos y médicos que salvan vidas durante las catástrofes, el gobierno del Estado, como anticipo, acaba de aprobar un suplemento de crédito para el Ministerio de Defensa de hasta 1.000 millones de euros.

¿Qué pensaría hoy Pepe Rubines, a quien los militares llevaron a juicio acusado de ultraje a España, por decir «a mi la unidad de España me suda la polla por delante y por detrás, que se metan a España en el puto culo a ver si les explota dentro y les quedan los huevos colgados de los campanarios», sobre el aumento del presupuesto del ejército?

Semos peligrosos. Foto: ElOtroLado.net
Semos peligrosos. Foto: ElOtroLado.net

Además de Leandro, tras la barra del Maki encontraremos al Txumi, a quien le unen más de 35 años de amistad y camaradería, y también a Emma, a Pablo y Eli. Les prometo que en los años que este articulista lleva frecuentando el establecimiento en base regular, nunca les ha visto bajar la sonrisa, por mucho trabajo que tengan; una cosa muy poco frecuente entre la humanidad en general, en la hostelería en particular, y del todo insólita en un bar de Barcelona. Albert, a los fogones, es el responsable de una cocina que hace las delicias de la parroquia a base de tapas estelares como la ternera estofada con guindilla, las albóndigas, el bacalao a la llauna, la butifarra con champiñones y las alcachofas rebozadas, todas pensadas para compartir. Por si fuera poco, el Makinavaja acoge regularmente actividades como conciertos, vermuts rock e incluso clases de tango las noches de los miércoles. En sus taburetes, por cierto, se sienta asiduamente Ferran Rañé, el actor que dio vida al personaje (no sabemos si con distanciamiento brechtiano) en la adaptación teatral de la tira cómica, en 1989. También Carmen, la hermana del inconmensurable Pepe Rubianes, que tan bien lo interpretó en las pantallas de televisión, y que llegó ser cliente del bar. De hecho, me explica Leandro que Carmen y él le están preparando un homenaje al actor y humorista galaico-catalán, que tendrá lugar, naturalmente, en el Makinavaja. ¿Qué pensaría hoy Pepe, a quien los militares llevaron a juicio acusado de ultraje a España, por decir «a mi la unidad de España me suda la polla por delante y por detrás, que se metan a España en el puto culo a ver si les explota dentro y les quedan los huevos colgados de los campanarios», sobre el aumento del presupuesto del ejército? En el lavabo de hombres, nos da la bienvenida el personaje del abuelo del Maki, Matías, que en las pantallas de cine fue el entrañable Llàtzer Escarceller i Sabaté. Llàtzer, antes de la guerra civil, trabajaba en la industria textil en el barrio del Poblenou, donde tenía por compañeros destacados dirigentes anarquistas como Ascaso, García Oliver y Durruti. Después de participar en el asalto al cuartel de San Andreu del 18 de julio de 1936, marchó hacia el frente con la Columna Durruti. Una vez salió de la prisión franquista, con 44 años volvió a la capital catalana, donde compró un negocio de venta de pipas y golosinas en las Golondrinas del muelle, y lo mantuvo siempre, incluso después de gozar de cierta popularidad como actor habitual de películas y programas televisivos, como el mítico Filiprim. Pero me estoy desviando del tema y en un par de horas debo entregar el presente artículo, que ustedes leerán acabado de salir del horno. «¡Ja, ja, ja! Esto también le hace un buen homenaje a Ivà, que hacía lo mismo. ¡Cuántas birras me había tomado con él mientras acababa de dibujar una historieta para entregar en el último momento!», me dice Leandro antes de que salga por piernas de uno los últimos bastiones de aquel espíritu ácrata que caracterizó al barrio Chino, y me adentre por los callejones donde Makinavaja salía a ganarse la vida, como tantos otros vecinos y vecinas del barrio, como buena o malamente podía, pero siempre con la cabeza bien alta y sin pedir permiso a nadie. Contra el poder: beban y luchen, pero que la bebida no les haga olvidar la lucha. Cómo decía el poeta «Semos peligrosos, que no vivimos por vicio, que estamos porque aquí estamos, que la vida es un oficio, y hasta en la vida hay que estar atento, que al final la disidencia nos trae el conocimiento.»