La mandarina tiene su propia personalidad y sabor. Un capricho con sabor a caramelo en los días más invernales. La procedencia exacta del mandarinero no es clara, aunque hay referencias donde queda patente que ya en el siglo XII a.C. se cultivaba esta fruta en China. De hecho, se cree que su nombre proviene precisamente del color de las togas que vestían los mandarines (gobernantes de la antigua China). En Europa llegó en el siglo XIX y una de las zonas de más arraigo fue la costa mediterránea. En España, el Levante sigue siendo uno de los lugares donde la producción es más abundante y de mayor calidad. La mandarina nos puede sorprender en la cocina. Sabemos que es una fruta muy práctica porque es muy sencilla de pelar y está deliciosa sin nada más. Sin embargo, no podemos olvidarnos de que su piel también es interesante. La ralladura sirve para aromatizar tanto galletas como platos salados. Además, con un poco más de trabajo y tiempo, esta piel se puede confitar. Asimismo, su zumo es perfecto para marinar carnes o utilizarlo como aliño de ensaladas. ¡Conozcamos más curiosidades!

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Propiedades nutricionales de la mandarina

Los cítricos tienen fama de aportar una gran cantidad de Vitamina C. En este caso, la mandarina no es la fruta de esta familia que más contiene, sin embargo, para compensar, sí que podemos decir que contiene mucha más vitamina A que muchas otras frutas. En cuanto a minerales, el potasio y el calcio se sitúan al frente, completando así una lista de ingredientes muy variados para esta fruta con un sabor dulce y agradable. Además, son una excelente fuente de componentes funcionales: carotenoides, flavonoides y ácidos orgánicos, que ayudan al organismo a luchar contra la mayoría de enfermedades relacionadas con el proceso oxidativo. Las mandarinas no aportan casi proteínas, tampoco hidratos de carbono y, por lo tanto, calorías.

Mandarina / Foto: Pixabay
Mandarina / Foto: Pixabay

Beneficios que nos aportan las mandarinas

El poder más famoso de los cítricos y de las mandarinas está relacionado con su concentración en Vitamina C. Existe la creencia popular que si se consumen muchas frutas de este tipo se pueden prevenir los resfriados. Después de muchísimos estudios (incluidos los de algún premio Nobel) eso no se ha podido demostrar, pero sí que la Vitamina C puede acortar la duración de un resfriado y reducir sus síntomas hasta un 50%. El verdadero beneficio que nos aporta la Vitamina C es su colaboración a la vez que nuestro organismo absorbe algunos minerales como el hierro, ayudando así a prevenir las anemias. Con respecto a la Vitamina A, el consumo de mandarinas nos ayuda a luchar contra el envejecimiento. Es muy positiva para el mantenimiento de la piel, el cabello y la vista.

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Recetas buenísimas con mandarinas

La receta más sencilla, como siempre, es añadirla a una ensalada. Mejor si la base es de hojas verdes para resaltar su sabor dulce, pero también está buenísima con una base de arroz y un poco de proteína. Como plato caliente y que seguro gusta a toda la familia, proponemos el pollo asado con mandarina. Cuando el pollo lleve la mitad del tiempo al horno, añadimos el zumo de una mandarina sobre la carne para conseguir un satinado, y otra mandarina partida en grilletes para después triturarla con el resto de la salsa. Si buscas algo dulce, lo ideal es un pastel sencillo de pasta hojaldrada. La misma receta que se utiliza para el pastel de manzana es perfecta para la mandarina. Además, se le puede dar un toque más fresco si se le añade menta.

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Mandarina / Foto: Pixabay
Mandarina / Foto: Pixabay

El consejo

Se acostumbra a creer que al tener una piel dura que se retira al consumirla, no se tiene que tener ningún cuidado al guardar las mandarinas en casa. Aunque si bien es cierto que se estropean menos que unas fresas o una uva, con las mandarinas también tenemos que tener algunas precauciones. La primera es no amontonarlas, sino colocarlas tan planas como sea posible para evitar que el peso rompa las de debajo. También es muy importante mantenerlas lejos de la humedad, ya que la piel la absorbe y es fácil que salga moho y penetre en su interior. A la hora de escogerlas, hay que apostar por las que más pesen con relación a su tamaño y también fijarnos en que su piel esté lisa.