Siempre hay una zanahoria medio pocha en la nevera y un mito que encumbra a esta hortaliza que va de boca en boca. Algo tampoco muy extraño si tenemos en cuenta que se trata de uno de los vegetales más consumidos en todo el mundo. Nadie duda de sus numerosas propiedades y beneficios para nuestra salud. De hecho, la Organización Mundial de la Salud no solo la recomienda dentro de una dieta sana, sino que la considera prioritaria. 

Buena para la vista

Es más que un dicho de abuelas aquello de “come zanahorias para tener una buena vista”. ¿Es cierto? Sí, pero con truco. La zanahoria es rica en betacaroteno. Este nutriente, además de ser el responsable de ese apetecible color naranja, también nos señala que se trata de un alimento rico en vitamina A. El betacaroteno es una fuente de vitamina A muy potente, y esta es esencial para un correcto funcionamiento del organismo. Una de sus misiones más destacadas es la regeneración celular, además de proteger la retina y retrasar la aparición de cataratas. La deficiencia de vitamina A es la causa más común de ceguera infantil, según la Organización Mundial de la Salud, y varios estudios la han relacionado con una ralentización de la degeneración macular asociada a la edad. 

Gafas miopia
Gafas / foto: unsplash

Así pues, es fácil pensar que al consumir muchas zanahorias estamos protegiendo la vista, pero no es del todo así. La vitamina A está dentro de las vitaminas liposolubles, esto quiere decir que la que no necesita el organismo no se elimina, por el contrario, se acumula, por lo general, en el tejido graso. Teniendo en cuenta que la cantidad de vitamina A que necesita nuestro organismo para su correcto funcionamiento no es muy alta (unos 900 microgramos para los hombres adultos y 700 microgramos para las mujeres) y que una zanahoria de un tamaño medio ya cuenta con más del 1000 microgramos o que un pimiento rojo supera los 600 microgramos, podemos decir que no hace falta un suplemento de esta vitamina para evitar daños oculares. Con una alimentación variada y equilibrada conseguimos los niveles óptimos de vitamina A. Así pues, el consumir más zanahorias no nos ayuda a tener una mejor vista, aunque no hacerlo sí puede ser perjudicial.

Te ayuda a lucir el bronceado perfecto

Esto sí es totalmente falso. Para ponerse moreno se necesita una activación de la melanina, algo en lo que no interfiere ningún nutriente de los que componen las zanahorias. Si se consumen muchas verduras ricas en betacaroteno, el ingrediente estrella de los vegetales anaranjados, sí se puede cambiar de tono, sin embargo, este tenderá más a naranja que a moreno. Como decíamos, el betacaroteno ayuda a la producción de Vitamina A, y, la que el organismo no consume, se almacena en el tejido graso. El caso más llamativo lo encontramos en las palmas de las manos, donde se acumula mucha grasa subcutánea y la piel es más fina. Así pues, tras un atracón de zanahorias, es posible que notemos nuestras palmas de las manos anaranjadas, pero el resto del cuerpo nada bronceado

Zumo de zanahoria
Zumo de zanahoria / foto: pixabay

¿Y para qué es buena? 

La vitamina A es necesaria para la regeneración celular, lo que afecta a la piel, pero también al pelo y las uñas. Cuando notamos una caída excesiva o las uñas muestran un aspecto frágil, puede ser un indicativo de que nos falte esta vitamina. Además de ser una excelente fuente de vitamina A, la zanahoria es rica en fibra, por lo que ayuda al sistema digestivo a funcionar correctamente. Y es que, gracias a su composición, no solo previene el estreñimiento, también otras molestias gástricas como la acidez. Su concentración en potasio y fósforo la convierten en uno de los mejores alimentos para el cerebro, colaborando en la concentración y la memoria. Y si hay que otorgarles a las zanahorias un superpoder, este sería, sin duda, su labor en la lucha contra el cáncer. Cada vez son más los estudios (algunos avalados por la OMS) que relacionan los carotenoides (un potente antioxidante) con algunas propiedades anticancerígenas