En 1957, la BBC protagonizó una de las bromas más legendarias de la historia de la televisión. Lo que comenzó como una inocente idea de un camarógrafo terminó convirtiéndose en una farsa tan exitosa que logró engañar a toda una nación. En ese momento, el espagueti no era un alimento común en Reino Unido. La mayoría de la población apenas lo conocía o lo había visto únicamente enlatado. Aprovechando esta falta de familiaridad, la cadena británica preparó un reportaje especial con un tono completamente serio para presentar lo que parecía ser una historia real sobre un insólito cultivo.
La pasta crece en los árboles: mito o verdad
El vídeo, emitido en el programa Panorama el 1 de abril, Día de los Inocentes, mostraba escenas idílicas de una familia en el sur de Suiza recolectando espaguetis de unos árboles. Las imágenes eran convincentes: mujeres sonrientes bajaban las largas hebras de espagueti con cuidado, como si fueran frutos. Para darle aún más credibilidad, se pidió a uno de los locutores más respetados de la época, Richard Dimbleby, que narrara la noticia. Su tono grave y profesional hizo que nadie sospechara que aquello era una broma.

El resultado fue una reacción masiva e inesperada. Millones de personas vieron el reportaje, y la BBC empezó a recibir llamadas de espectadores intrigados que querían saber cómo podían cultivar su propio árbol de espaguetis. Algunos pedían semillas, otros consejos de plantación. La historia tuvo tal impacto que, décadas más tarde, la cadena CNN la describió como “la mayor farsa que cualquier medio de renombre haya realizado jamás”.
La clave del éxito estuvo en el contexto. En aquella época, los medios de comunicación gozaban de una gran credibilidad, y la televisión aún era relativamente nueva para muchas familias. Además, el 1 de abril no tenía la notoriedad internacional como el día de las bromas que tiene hoy. Por eso, cuando vieron esas imágenes bien producidas y narradas con absoluta seriedad, la mayoría de los británicos simplemente no dudaron de su veracidad.
Lo que podría haberse quedado en una simple anécdota se convirtió en una lección sobre el poder de los medios y la confianza del público. Hoy, este episodio es recordado como una de las bromas televisivas más ingeniosas y efectivas de todos los tiempos. Una genialidad que demuestra que, a veces, basta con un poco de imaginación y un buen guion para que el mundo crea que la pasta crece en los árboles. Y que nunca hay que subestimar el poder de una cámara bien enfocada.