Tras dejar atrás todo tipo de carne, leche, huevos y alimentos cocinados con grasa animal, llega el momento de olvidarse también del horno, la sartén o la sopera. Y es que, los crudiveganos no solo se alimentan de productos 100% veganos, también se vigila que esos productos no estén cocinados. Solo hay una excepción, determinados vegetales o frutas se pueden 'cocinar' siempre y cuando no se superen los 45 °C en el método de cocción. Y, ¿por qué esta temperatura en concreto? Porque es la que alcanza un alimento al sol de forma natural. Aunque con el calor que hemos vivido los últimos veranos creo sinceramente que ese punto se debería revisar.

Ampliar el recetario

Con estos requisitos es normal que tu libro de recetas se quede sin páginas tras la primera revisión. Y esto es bueno porque nos obliga a mirar más allá, a buscar alternativas y a probar nuevas formas de combinar alimentos. Así que en algo le tenemos que dar las gracias a esta corriente por lo mucho que nos puede enseñar.

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Esto nos obliga a ampliar nuestro recetario / Foto: Pixabay

Aunque bien es cierto que sus recetas son más apetecibles en verano, cuando se buscan más propuestas frescas y que nos evitan encender el fuego. Así, la categoría de ensaladas se llena de nuevos sabores, texturas y colores y otros platos también pueden entrar directos a la lista de favoritos como los espaguetis de calabacín con salsa de pesto. O el carpaccio de setas con nueces y granada, muy otoñal. Eso sin hablar de los zumos con mil combinaciones entre verduras y frutas.

Atención con las carencias

El gran problema de esta dieta es que es muy restrictiva y se quedan fuera muchísimos nutrientes esenciales. Al igual que ocurre con el veganismo, aquí también haría falta tirar de un suplemento de vitamina B12. El que no se puedan cocinar los alimentos deja fuera a un grupo del que los veganos sacan mucho partido, las legumbres. Ni las lentejas ni las judías se pueden comer crudas, más que por su sabor porque nuestro organismo no podría asimilar sus nutrientes. Es decir, saldrían tal cual han entrado. En esta filosofía de vida en la que se prescinde del calor, las legumbres solo pueden consumirse germinadas.

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Atención con las carencias de la dieta del crudiveganismo / Foto: Pixabay

Por otro lado, una dieta basada en frutas y verduras crudas no es saciante. Por mucho que añadamos frutos secos, la sensación de hambre será un constante en nuestra vida. Algo a lo que hay que sumar la hinchazón y los gases por ese exceso de fibra. Si eres delicado de estómago, olvídalo. Al menos como prioridad en tu día a día. Un caso diferente es que apuestes por esta dieta determinados días a la semana o un plato diario… siempre teniendo en cuenta que habrá que completar con otros productos y, al igual que cuando se inicia una dieta vegana, es recomendable dejarse aconsejar por un experto para adaptar esa dieta a cada persona (con sus necesidades concretas y sus carencias). Y es que si hay algo claro en el mundo de las dietas y de la nutrición es que no todo vale para todos.