Hay épocas más propensas a la culpa y esta ataca a todos casi por igual. Así, después de la Navidad, donde cada celebración va seguida de un empacho y de una buena ración de culpa, tenemos esta época en la que ya apreciamos que el buen tiempo se acerca, pero sabemos que no llegamos a la “operación bikini” como habíamos planeado.

Además, esa culpa no es igual en todos los casos, habiendo quien la sufre de forma más exagerada durante todo el tiempo. No hay comida fuera de casa que no tenga de postre un “no debería haberlo hecho” o un picoteo con amigos en el que no se piense “¿por qué me comí todo eso?”. Y, así, infinidad de situaciones o frases que van desde el “no me tendría que haber comido todo el plato” o “soy tan débil que me comí lo que no debía”. ¿Te suenan? Si te has visto identificado, siento decirte que tu relación con la comida no es sana y eso puede tener consecuencias más que negativas para tu salud, tanto física como emocional.

Las claves para comer sin culpa

Para comer sin culpa y lograr mejorar esa relación con la comida que está un poco dañada, debes seguir estos consejos.

Quererte más

Realmente todo empieza aquí, en aceptar tu cuerpo. Exceptuando casos en los que la salud es la que está en riesgo, el pensar qué he comido, cuánta cantidad y las consecuencias que eso va a tener en mi figura, no deberían ser motivo de preocupación. Y mucho menos debería atormentarme hasta el punto de sentirme mal.

Menjar sense culpa Foto Pixabay (1)
Claves para comer sin culpa / Foto: Pixabay

Alimentación consciente

Se trata de un concepto que está muy de moda y se utiliza constantemente, pero no debemos olvidar su significado real, que no es otra cosa que concentrarnos en lo que estamos comiendo. Así se evitan los atracones que tanta culpa despiertan o logra vencer la temida hambre emocional. Para conseguirlo, solo tenemos que parar, pensar si realmente tenemos hambre o estamos aburridos (por ejemplo), cuanto tiempo llevó sin comer y qué comí la última vez. Parar y reflexionar un poco sobre la situación y el cómo me siento puede ayudarnos a contrarrestar los efectos de esa culpa.

Romper las normas

La nutricionista Melyssa Chang, autora del libro titulado Come sin culpa (La esfera de los libros, 2023) anima a romper con las reglas que actualmente tenemos y que nos hacen ser esclavos de dietas autoimpuestas que está claro que no nos funcionan. Ejemplos hay muchos: tomar un almuerzo cuando a esas horas no tienes hambre, beber dos litros de agua cuando tu cuerpo funciona bien con algo menos, introducir ciertos alimentos en tus menús semanales que no te gustan. Y no solo hay que olvidar esas normas que nos autoimponemos, también el sentirnos mal por el hecho de no seguirlas. No eres peor por no querer cenar brócoli o no conseguir meter en tu dieta quinoa.

Menjar sense culpa Foto Pixabay (3)
Hay que olvidar esas normas que nos autoimponemos / Foto: Pixabay

Y puestos a romper con reglas, vamos a hacerlo también con el “esto es bueno y esto malo” o algo tan cultural como el “yo me lo merezco” o “así celebramos”. Y es que una celebración o un logro no siempre tiene que ir acompañada de una tarta o un dulce, al igual que ese dulce no va a lograr que te sientas mejor después de un mal día. Esto es una creencia que hay que desterrar. Un homenaje también puede estar compuesto de alimentos de alta calidad nutricional o con algo que no esté relacionado con la comida. Porque en el momento en el que nos estamos justificando por algo… la culpa está ahí.

En el equilibrio está el éxito

No hay que analizar cada bocado que nos llevamos a la boca, la idea es hacer un balance de lo que hemos consumido a la semana o al día y comprobar si el resultado corresponde a una dieta equilibrada. Es decir, igual un día (por el motivo que sea) me he excedido con el azúcar, pero el resto de la semana he controlado el dulce y le he dado prioridad a las verduras. El resultado es ideal. El objetivo es llegar a un recuento óptimo, siempre pensando en el concepto salud.

El último consejo es: si lo necesitas, pide ayuda. Los trastornos en la alimentación van más allá de la conocida anorexia y sus consecuencias pueden ser graves a largo plazo. Si la culpa y la relación con la comida ocupan gran parte de tus pensamientos diarios, acude a un especialista y ponle solución antes de que sea tarde.