Meter comida recién hecha y caliente a la nevera, ¿sí o no? Probablemente, hayas oído alguna vez que, ya sea para el electrodoméstico o para la calidad de los alimentos, esto no es recomendable y es preferible evitarlo. Hoy te explicamos ambos casos, pero, de primeras, adelantamos que es lo adecuado cuando hablamos de comida, ya que evita la acumulación de bacterias, y que es cierto que hace que el electrodoméstico consuma más, aunque no es de los factores más impactantes. No hay que esperar a que un plato recién preparado se enfríe antes de meterlo al frigorífico y, de hecho, lo recomendable es hacerlo al terminar de cocinar, si este no se va a consumir en el momento. ¿Por qué? Porque, a temperatura ambiente, las bacterias nocivas pueden crecer rápidamente en los alimentos.

Nevera
Nevera / Fuente: Unsplash

No hay que esperar a que un plato recién preparado se enfríe antes de meterlo al frigorífico

Esta es la recomendación que hace la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) incide en que, cuanto mayor sea la cantidad de bacterias, mayores serán también las probabilidades de contraer una enfermedad. "Las temperaturas frías evitan que la mayoría de los microorganismos nocivos se multipliquen; por lo tanto, mantenga los alimentos perecederos (los que se pueden echar a perder o contaminar con bacterias), en el refrigerador", aconseja.

Para garantizar un enfriado eficaz que impida la proliferación de estos microorganismos, la FDA establece una serie de reglas prácticas. Entre ellas, enfriar los alimentos antes de que transcurran dos horas desde su preparación; consumir los alimentos perecederos (lácteos, carne de ternera, pollo, pescados y productos frescos) lo antes posible o repartir la comida caliente en distintos recipientes, en vez de en uno mayor, para que se enfríen más rápidamente.

Comida en nevera
Comida en nevera / Fuente: Unsplash

¿Y afecta a la cantidad de energía que la nevera consume? Sí, aunque no es de los factores más impactantes. Cambiamos de punto de vista, esta vez hacia el del consumo energético. Introducir comida caliente sí afecta a la cantidad de energía que consume el frigorífico, aunque no es de los factores más impactantes. Sin embargo, es una de las cuestiones que afectan a nuestro día a día y en la que podemos aportar nuestro granito de arena a favor de la eficiencia energética.

Cuando mantenemos la puerta de la nevera abierta mucho tiempo, la temperatura interior se verá afectada por el aire caliente de la cocina y eso hará que se rompa el equilibrio y tengamos la nevera a más de 5 °C. Se consumirá energía para poder compensar este calentamiento. Pasa lo mismo cuando metemos comida caliente. Si la comida está recién sacada del horno, a 80 °C, meterla directamente al frigorífico va a incrementar mucho la temperatura interior, así como a calentar alimentos que estén próximos al lugar en que la pongamos.