Les Santes son el clic, el botón, el detonador que transforman una ciudad como Mataró en otra cosa totalmente diferente por espacio de unos pocos días a finales de julio y por obra y gracia de una serie de actos festivos que convierten esta en una de las mejores fiestas mayores de Catalunya. Si se conoce alguien de Mataró, esto de Les Santes es como un apellido de la ciudad: todo el mundo habla porque es una de aquellas fiestas realmente vividas y participadas. El mismo Salvador Espriu las definía mucho antes de que fueran la realidad que son ahora como "la gala de la Marisma, una patria entre las viñas y el mar". Les Santes son especiales para todo el mundo que las vive y también por donde están situadas en el calendario. Al final del curso, en el pórtico de agosto, en plena canícula, a punto de vacaciones. En Mataró el año se divide entre antes y después de Les Santes y la cuenta atrás para las de este 2025 ya está en su recta final.

La magia de Les Santes

Hablamos de Les Santes y empezamos por este nombre tan identificativo, que hace que nadie las refiera como Fiesta Mayor cómo se acostumbra en muchas otras ciudades. En Mataró son Les Santes y cogen el nombre de las dos patronas locales, Santa Juliana y Santa Semproniana. Pero incluso estos dos nombres propios han quedado como diluidos: el nombre y la marca prevalece y en Mataró hacen Les Santes, con el artículo en mayúscula. El día central de Les Santes es el 27 de julio pero el programa de actos —que es generoso y mucho ritualitzat- contempla actos desde el 19 de julio hasta el 29. Bien y eso, la parte neurálgica ocurre desde el 25 y hasta que muere el 29 de julio. El día 30 en Mataró es como si no existiera. Se acaba todo, media ciudad huye y empieza la cuenta atrás por el año siguiente.

¿Pero por qué son tan llamadas y conocidas estas fiestas de Les Santes? El caso es curioso porque en Catalunya hay fiestas mayores con rituales, actos y séquitos que hace siglos que se repiten, pero en Mataró buena parte del más conocido y famoso de su fiesta es de invención relativamente moderna. De la Transición cabe aquí. Pero con 40 años y pico se ha creado una fiesta que, por consolidada, parece dictada por maestros ancestrales de la antigüedad. Sobre todo del 25 al 29 —caiga como caiga y golpee quien golpee— hay una serie de actos que marcan el relato de una fiesta que nace, revienta y se va fundiendo poco a poco como una narración perfecta. Los actos rituales con el séquito de figuras haciendo pasacalle, los bailes y conciertos, los actos con pirotecnia o los más protocolarios marcan una especie de pauta a la cual sigue, entusiasmada, toda la ciudad. Es una fiesta con alma y, al mismo tiempo, la gran expresión de identidad de los habitantes de Mataró y habitantes de Mataró.

Cada día con sus actos

Cada día del programa tiene sus actos propios. El fin de semana anterior al 25 hay castillos, las Dissantes (un festival solidario de música organizado por la entidad que trabaja con personas con discapacidad) o los primeros actos con fuego y la víspera del primer día propiamente hay la Gegantada (con un centenar de figuras diferentes, todas de la ciudad) o el concierto de Havaneres en el mar. Todo es como calentamiento antes de que lleguen los días grandes.

El 25 de julio es la Crida y la Nit Boja, que pasa para ser una secuencia de 7 horas seguidas de actos concatenados que es de las más seguidas de Catalunya. El 26 es la jornada de víspera y se repite el ritual pero para los chiquillos. El 27 hay la Misa, la Passada —el pasacalle más largo del séquito— y los Fuegos en la playa. El 28 No lo hay lo bastante, una especie de locura de madrugada con las figuras que parece la Patum y el 29 es el último día y todos los actos —las figuras, una Tronada, el último baile— tiene regusto de despido.

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'No n'hi ha prou' en Les Santes de Mataró / Foto: Romuald Gallofré

La Nit Boja y la Tarda Guillada 

La Nit Boja es, seguramente, lo más conocido de Les Santes. Una secuencia que juega en la primera división de fiestas mayores de Catalunya y algo que vale la pena vivir: entenderás la certeza del adjetivo del nombre, porque es una locura. Empieza con la salida nocturna de los cuatro Gegants de la ciudad con la Banda local detrás en lugar de los flautines que les son habituales. Desde el año 1983 que se creó una especie de hechizo colectivo por el cual un recorrido que a pie y paso a paso se hace en tres minutos —del Ayuntamiento en la plaza de Santa Anna, siguiendo la Riera— se recorre durante 30 minutos exactos, la mejor media hora del año. Es el Desvetllament Bellugós. La razón, que los Gigantes y miles y miles de personas no paran de bailar repetidamente la misma canción: ¡el pasodoble El Bequetero que, en la capital del Maresme, tiene una coreografía propia consistente en agacharse, contar compases y estallar cuando se llega a "y quince!" y se desata la euforia. Eso una vez y otra en una Riera a rebosar, una marea humana en torno a la Familia Robafaves.

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Los gigantes de Les Santes de Mataró / Foto: Romuald Gallofré

Con este acto, entre otros, se renueva el idilio especial que oyen|sienten los habitantes de Mataró por sus cuatro Gegants. Son Robafaves —ya lo dicen The Tyets, el más bonito de Catalunya— con la Giganta, Maneló y la Toneta. Los chiquillos se embaladeix a cada salida y a cada Dormida —nombre propio del acto de bailar ante el Ayuntamiento y girarse para entrar dentro del edificio, un ritual mucho de Les Santes, pero a la Nit Boja absolutamente todo el mundo siente el que los menores y menores. Un amor desatado por Robafaves. Después de media hora de Desvelo cabe abajo, empieza una hora de concierto sin pausa y al acabar este medio hora —todo milimetrado— más de Desvetllament hacia arriba. Sí, media hora más de contar en 15, agacharse y saltar. Cuando los Gegants llegan al Ayuntamiento, de golpe, se hace la oscuridad. Y después de un segundo de oscuridad, el fuego. Empieza la Escapada la Negra Nit. Este nombre es el propio del correfuego grande de Les Santes, una hora y media de no parar de chispas, tracas, Diablesses (el grupo local de Mataró, que hace 40 años, es íntegramente femenina), diablos y figuras escupiendo fuego por todas partes. La Momerota, un buey de fuego irreverente y rebelde, es una de las figuras más queridas. La Escapada es intensa y, cuando acaba, en medio del estrépito y las últimas cortinas de fuego, empieza una tabalada que lleva a la gente como aquel flautista del cuento hasta la Ruixada, el último acto de la noche. Sí, todo sin descanso.

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Los gigantes de Les Santes de Mataró / Foto: Romuald Gallofré

La Ruixada se le adivina el nombre, es un baile de música enlatada que tiene la peculiaridad que sobre la gente se va rociando agua, como intentando apagar la intensidad de la NIt Boja. Acaba a amanecer cuando los cuerpos, después de tantas horas, ya no pueden más. Este 2025 hay muchas ganas de Ruixada porque, por la sequía, hace dos años que no se hace. Si los grandes tienen la Noche Loca, los chiquillos al día siguiente lo tienen todo punto por punto y adaptado. Salen los Gegants otra vez con la misma banda sonora, los grupos de fuego infantil protagonizan el Correguspira y también se acaba con agua. Es la Tarda Guillada y es una escuela perfecta de la fiesta con la cual los niños van aprendiendo los rituales. Un plan perfecto para las familias, la tarde y noche del 26 de julio.

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La Ruixada de Les Santes de Mataró / Foto: Romuald Gallofré

Una Misa operística

El 27 de julio en Mataró está todo tan pautado como por Navidad la mesa, con orden indefectible de los ingredientes incluidos. Arranca a las siete de la mañana con las mejor Madrugadas —grupos de gralleros que confluyen, mesas puestas por los vecinos y voladores encendidos en el cielo para despertar al personal— y después del repique de las campanas, el séquito hace la salida más protocolaria para acompañar las autoridades a Oficio. Un recorrido corto y precioso, con todo el mundo de veintiún botones. Una vez dentro de la basílica de Santa Maria empiezan tres horas de Misa de Les Santes, pero este registro tiene una razón de ser muy interesante. No es cosa que el cura alargue el sermón.

La Misa de Les Santes tiene como tesoro patrimonial una parte cantada, una misa que compuso a un joven presbítero mataronense en 1848 (Manuel Blanch) que se interpreta desde entonces por impulso popular. Es una misa que es como una ópera. Con orquesta, solistas y un coro popular, que pasa meses ensayando para que el día de Les Santes todo funcione. La Misa se canta en el seno del Oficio, únicamente y lo hace con un permiso especial del Vaticano de hace muchas décadas. Es, seguramente, la pieza musical religiosa más importante del país y quién la quiera oír no tiene más narices que ir a sentarse a un banco de Santa Maria con uno bueno abanico en la mano, el 27 de julio a las diez de la mañana.

Incluso una misa tan larga se acaba y entonces, después del baile del Águila delante de las reliquias, se acaba la significación religiosa de la fiesta y el séquito vuelve en el Ayuntamiento. El 27 es el día que más horas de calle hace y más se le puede disfrutar, ya que por la tarde protagonizará la Pasada, el pasacalle principal, donde se suman los castellers de los Capgrossos y los Cavallets. De la Passada, siguiendo el ritual, pasamos a los Fuegos, en la playa, con unas 50.000 personas presentes según cálculos del Ayuntamiento. ¡Todo un espectáculo!

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La Pasada de Les Santes de Mataró / Foto: Romuald Gallofré

La importancia del séquito

Sale al completo el 25 por la Crida, el 27 por la mañana y por la tarde y el día siguiente, el 28, también por la mañana y parte de él -sin la parte infantil- de madrugada. Y el 29 otro golpe, para decir adiós. Hablamos del séquito institucional de la ciudad que en Mataró, como pasa a tantas de otras ciudades, es casi como una religión en sí misma. Lo abren las Diablesses, lo siguen la Momeroteta y la Momerota, después el Dragalió y el Drac, los Nans van delante de los Gegants y cierra —cuándo es pasacalle— el Águila. Son pocos elementos, pero muy queridos y cada vez que sale, al acabar y ante el Ayuntamiento, se hace la Dormida con todos los bailes propios.

El gigante Robafaves es el más querido, pero toda la colección de comparsas es como una alineación de aquellas que los buenos culés recitan de memoria. Por eso y por la importancia que tienen el ritual y al marcar los tempos de la Fiesta Mayor, ya hace más de 15 años que se concibió un acto nocturno que sella la última noche de las figuras en el Ayuntamiento con forma de otra locura. Es el ‘No n’hi ha prou!’' y consiste en una salida de las figuras a las dos de la madrugada para hacer bailes mezclados y sus propios bailes, con la gente muy cerca y del todo euforizada, con música de cobla —La Principal de la Noche— y no de los músicos habituales. El acto es una solemne locura y este año será retransmitido por 3Cat para toda Catalunya. Es tan amado el séquito festivo que, en Mataró, está un acto propio el último día de la fiesta para probarlo. Se llama Enfigura't puede llegar a generar colas de muchos minutos para intentar levantar el Drac o intentar alzar Robafaves.

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Fuegos artificiales en la playa por Les Santes / Foto: Romuald Gallofré

Música, conciertos y espectáculos

Obviamente en una Fiesta Mayor como Les Santes hay mucha más programación que la de cultura popular, con el séquito, la festividad castellera —la mejor de julio en Catalunya— u otros actos tipos deportes. Hay sardanas, hay conciertos y hay un Espacio Familiar que concentra programación cultural de mucho nivel para toda la familia. Es un tesoro porque se aleja del ruido y además este año estrena nueva ubicación, en el Llar Cabanelles, un antiguo sanatorio envolvente de jardines y espacios para disfrute popular.

Les Santes son conciertos. Organizan algunas entidades y se promueven también en momentos de fiesta. Por ejemplo, la Mushka es este 2025 la jefa de cartel claro, y tocará el 27 de julio a la medianoche. Cuando ya casi será 28 pues. El Parque Central Nuevo este año concentra buena parte de la programación de noche con orquestas como Hotel Cochambre, Di-Versiones o la Maravella. También hay La Principal de la Bisbal que, el 28 de julio por la noche, es la protagonista de un baile especial, el de Requisits, en el cual se bebe de manera extraordinaria y única la bebida de Les Santes: la Juliana. Quien la prueba puede pasarle de que no se pueda desenganchar: es una mezcla fresca, dulce y golosa de granizado de fresa, cava, zumo de naranja, vodka, ginebra y ron.

Les Santes, cuando Mataró brilla más

Les Santes son una fiesta mayor de primera división a nivel catalán y es por eso que cada vez son más conocidas. Muchos no mataronenses las tienen marcadas en la agenda y según cómo caigan —este año por ejemplo la Nit Boja es el viernes, se anticipa una edición todavía más masificada— es habitual de recibir visitantes. Son los días que la ciudad brilla más.

Una fiesta calurosa por definición, con un ritual propio y actos que seguramente puedan ser más de consumo interno que no a exportar. Pero con varias joyas para su corona: la Nit Boja, la Tarda Guillada, todo el ritual del 27, la noche del 28 bebiendo Juliana y diciendo No n’hi ha prou o la madrugada del 29 de julio cuando una charanga lleva la resistencia que todavía no ha ido a dormir hasta la plaza neurálgica de todo, Santa Anna, por acabar como se empezó: contando hasta 15 y disfrutando en comunidad.