La idea ha corrido como la pólvora por las redes: tirar sal gruesa en el inodoro por la noche puede ayudar a mantenerlo más limpio y libre de malos olores. La propuesta parece doméstica, incluso casera, pero cada vez más usuarios la ponen en práctica. La pregunta es inevitable: ¿funciona realmente? Sí, además de su aplicación en la cocina, también lo puedes utilizar para limpiar el inodoro de forma eficaz, y evitas productos químicos agresivos.
La sal: un aliado para el lavabo
La sal, utilizada durante siglos como conservante, tiene un efecto bacteriostático. Es decir, genera un entorno en que muchos microorganismos no pueden prosperar, ya que los deshidrata. En la práctica, eso reduce la acumulación de sarro y neutraliza los olores más persistentes. Además, reduce la humedad y evita la proliferación de microorganismos, lo que ayuda a tener un lavabo más neto.
Solo con una cucharada de sal en el inodoro antes de ir a dormir se puede reducir la acumulación de residuos y bacterias, además de evitar el uso de detergentes químicos que pueden acabar siendo nocivos tanto para la salud como para el medio ambiente.

Tres ingredientes para potenciar al máximo la desinfección
Si quieres aumentar la eficacia de la sal, con esta mezcla de tres ingredientes no solo desinfectarás, sino que perfumarás el ambiente. Solo necesitas sal fina, bicarbonato de sodio y aceite esencial de tu olor preferido.
La elaboración es muy fácil: se vierte media taza de sal al inodoro, seguido de una cucharada de bicarbonato de sodio. Finalmente, se añaden unas gotas de aceite esencial que aportan un aroma fresco y agradable. Esta mezcla tiene que descansar durante la noche para maximizar sus efectos. Mientras la sal y el bicarbonato eliminan los gérmenes, el aceite esencial deja una fragancia sutil y duradera.
Una alternativa ecológica y económica
Apostar por la sal como producto de limpieza no solo es una opción efectiva, sino que también es sostenible y económica. A diferencia de los productos de limpieza químicos, este método no contiene sustancias nocivas, cosa que reduce el impacto ambiental y protege la salud de las personas y las mascotas. Además, la sal es un ingrediente asequible y fácil de encontrar, cosa que la convierte en una solución ideal para la limpieza diaria del lavabo.
¿Cuántas bacterias hay realmente en un inodoro?
A pesar de la fama de foco de gérmenes, el inodoro no es tan terrible como parece. Según un estudio publicado por la National Science Foundation y Banner Health, el asiento del inodoro contiene por término medio 50 bacterias por pulgada cuadrada (unos 6,45 cm2).
La comparación con otros objetos es sorprendente: una esponja de cocina puede acumular hasta 10 millones de bacterias para la misma superficie, es decir, unas 200.000 veces más.
Todavía más impactante: una botella reutilizable de agua puede llegar a concentrar 20,8 millones de unidades formadoras de colonia (UFC), mientras que el inodoro tiene unas 515. Eso significa que una botella usada diariamente puede ser hasta 40.000 veces más contaminada que un inodoro.
Otras investigaciones apuntan, que, según las condiciones de uso y limpieza, el número de bacterias en un inodoro puede oscilar entre 10.000 y 10 millones por centímetro cuadrado. Una diferencia abismal que depende de factores como si se cierra la tapa, la ventilación del baño y la frecuencia de limpieza.
Cómo lavar un WC para limpiarlo con todas las garantías higiénicas
Por más que el inodoro no sea el peor lugar con respecto a las bacterias y que la sal pueda ser un buen refuerzo, la limpieza profunda sigue siendo imprescindible. Los especialistas en higiene recomiendan seguir una rutina básica:
- Vaciar el agua de la taza para facilitar que los productos actúen directamente.
- Aplicar un producto desinfectando —sea un limpiador comercial o bien una mezcla casera de sal y bicarbonato— y dejarlo actuar al menos 10 minutos.
- Rascar con escobilla, especialmente bajo el borde y las zonas menos visibles.
- Aclarar con agua caliente, que ayuda a eliminar restos de producto y bacterias.
- Secar con un trapo limpio, ya que la humedad es un caldo de cultivo perfecto para nuevos microorganismos.
- Mantenimiento con trucos naturales: vinagre, agua hirviente o incluso gel de limpieza complementan la desinfección sin añadir químicos agresivos.
La sal no es un milagro, pero sí una herramienta útil y económica para mantener el inodoro más fresco entre limpiezas profundas. Y, por mucho que sorprenda, los datos nos recuerdan que a menudo hay más bacterias en la cocina o en nuestra propia botella de agua que al asiento del inodoro. Quizás el miedo no está en el inodoro en sí, sino al que imaginamos cuándo pensamos en él.
Con este sencillo truco, tu hogar puede mantener el inodoro impecable, sin necesidad de gastar dinero en productos caros ni perjudicar el medio ambiente. Una alternativa natural que, cada día, gana a más adeptos. ¿Te animas a probarlo?