La medicina moderna continúa sorprendiendo con avances extraordinarios, aunque existen relatos que parecen pertenecer a una realidad casi sobrenatural. El doctor Manuel Sans Segarra, cirujano y profesor universitario, ha dedicado años a recopilar testimonios de pacientes que, tras permanecer clínicamente muertos, lograron regresar para relatar experiencias que desafían toda explicación científica.
Para él, “La muerte física no es el fin”, sino una apertura hacia una realidad en la que la conciencia persiste más allá de la integridad del cuerpo. Su afirmación ha provocado un verdadero terremoto en la comunidad médica y espiritual, pues pone en jaque los límites de lo que creemos conocer sobre la vida y el más allá. ¿Estamos frente a pruebas tangibles de la eternidad, o solo ante elaboradas alucinaciones de un cerebro moribundo?
Experiencias cercanas a la muerte: relatos que hielan la sangre
Según Manuel Sans, el patrón se repite con sorprendente exactitud. Pacientes declarados clínicamente muertos por hemorragias, paros cardíacos o complicaciones quirúrgicas describen lo mismo: salir del cuerpo, observar a los médicos desde lo alto y sentir una paz indescriptible. Algunos aseguran haber visto a familiares fallecidos que los esperaban, mientras otros relatan el clásico túnel de luz blanca que tantas veces ha sido retratado en la cultura popular.
Un caso que el propio Sans narra con detalle es el de un miembro de su equipo médico. Durante una reanimación de emergencia, el sanitario experimentó la sensación de flotar sobre la sala, observando cada maniobra, cada palabra y hasta los gestos de quienes intentaban devolverle la vida. Lo más inquietante es que, al recuperarse, describió con precisión todo lo que había sucedido en su ausencia física, confirmando detalles imposibles de inventar.
La supraconciencia: ¿una prueba de que la muerte no existe?
El doctor Sans rechaza que estos relatos sean simples ilusiones químicas. Él habla de la supraconciencia, un estado de percepción que trasciende el cerebro y el cuerpo físico. Para el cirujano, esa supraconciencia es eterna, y lo que llamamos “muerte” no sería más que un cambio de dimensión, una transición hacia otra forma de existencia. Los testimonios más estremecedores coinciden en un punto inquietante: muchos pacientes no querían regresar.
Sentían un amor absoluto, una calma indescriptible y la sensación de haber encontrado un propósito mayor. Volver a la vida terrenal, en comparación, les resultaba casi un castigo. Sin embargo, algunos confesaron que pidieron volver para cuidar a sus hijos o reparar errores del pasado. Lo que Sans propone no es un discurso religioso, sino un desafío directo a la ciencia establecida. El médico incluso ha dialogado con Bruce Grayson, psiquiatra de la Universidad de Virginia y referente mundial en experiencias cercanas a la muerte, llegando ambos a una conclusión perturbadora: el cerebro no genera la conciencia, solo la transmite.
Las resonancias magnéticas de pacientes que han vivido estas experiencias parecen confirmarlo. Durante los episodios extracorporales, las áreas cerebrales relacionadas con la visión se activan, incluso cuando clínicamente no había signos de actividad cerebral. Para los más escépticos esto puede ser una casualidad bioquímica, pero para Sans es la evidencia de que la conciencia sigue viva más allá del cuerpo físico.