El arco iris es un fenómeno meteorológico y óptico que cautiva a cualquiera. Si bien es difícil de explicar científicamente, es evidente que todo el mundo queda fascinado con su característica forma y los destacados colores. En catalán, además de arc iris, también es popular llamarlo arc de Sant Martí, una terminología que puede sorprender, pero que esconde una leyenda procedente del Empordà que justifica el nombre.
La leyenda detrás del 'arc de Sant Martí': tiene origen ampurdanés
El nombre de arc de Sant Martí está estrechamente vinculado a la figura de este santo, quien, según explica Artur Grau, creador de contenido en redes, tuvo una vida "apasionante y llena de grandes cosas". Sin ir más lejos, fue patrón de Catalunya, hasta que el honor pasó a manos de Sant Jordi, el cual se mantiene en la actualidad. Es por ello que en territorio catalán hay varios municipios que llevan Sant Martí en el nombre: Sant Martí de Centelles, Sant Martí de Tous, Sant Martí de Sarroca, Sant Martí de la Mota, así como el barrio barcelonés de Sant Martí dels Provençals. "Y ya no quiero ni hablar de iglesias dedicadas a él, como por ejemplo Sant Martí del Canigó", asegura Grau.
Pero, ¿qué hizo Sant Martí para que se le vincule al fenómeno del arco iris? Más allá de fundar el primer monasterio de Europa, es el protagonista de una leyenda del Empordà, la cual, según el creador de contenido, se difundió por todo el territorio de habla catalana y occitana. La leyenda dice que Sant Martí hizo una apuesta con el diablo: lo puso a prueba con el reto de ver quién era capaz de construir el puente más bonito. "Mientras el diablo hizo un puente raquítico y pequeño, Sant Martí hizo un puente grande de cristal, coloreado", como un arco iris. Como era de esperar, el ganador fue Sant Martí, y por eso empezó a llamarse así. Una nomenclatura que hoy en día utilizamos en catalán: arc de Sant Martí.
Más referencias a Sant Martí
Esta no es la única referencia que tiene Sant Martí en la lengua catalana. Seguro que alguna vez has oído decir que "a tot porc li arriba el seu Sant Martí". En este caso, el origen de la frase no está vinculado a la leyenda ampurdanesa. Tampoco tiene ninguna relación con la matanza del cerdo, una asociación muy habitual. Artur Grau explica que "proviene de una tradición ancestral en la que los inquilinos cebaban un cerdo durante todo el año", hasta el día 11 de noviembre, que era cuando "el propietario venía a cobrarlo".
