Tal día como hoy del año 1766, hace 259 años, en Aranjuez (entonces provincia española de Castilla), moría Isabel Farnese, segunda esposa y, en ese momento, viuda del rey Felipe V —el primer Borbón hispánico—. La Farnese, que en los ambientes cortesanos de Madrid era llamada, despectivamente, "la parmesana" (por su origen y por su voluptuosidad), sería la que engendraría la descendencia de Felipe V que trascendería en el tiempo. Los tres primeros hijos del primer Borbón con su primera esposa, Gabriela de Saboya (Luis, que reinaría efímeramente como Luis I, Felipe Luis y Felipe Pedro) morirían prematuramente. Y el cuarto, que reinaría como Fernando VI, relevaría a Felipe V a su muerte (1746), pero moriría más tarde (1759) sin descendencia.

Con todo esto, Carlos, el primogénito de Felipe V y la Farnese, que sería nombrado rey de las Dos Sicilias tras la conquista española de Nápoles y Sicilia (1735), acabaría sentado en el trono de Madrid, a la muerte de su hermanastro mayor Fernando VI (el cuarto hijo de Felipe V y Gabriela). Sin embargo, Carlos —que sería coronado como Carlos III— no podía ser, a la vez, rey de las Dos Sicilias y de España, puesto que habría roto el equilibrio europeo del momento y habría provocado una reacción hostil de las potencias continentales de la época. Por lo tanto, fue a Madrid con su esposa y su primogénito (el futuro Carlos IV) y dejó en el trono de Nápoles a su segundo hijo, que sería coronado como Fernando I e inauguraría la rama borbónica napolitana.

De este modo, se puede decir que las dos ramas borbónicas que sobrevivieron a los procesos revolucionarios europeos (los Borbones españoles y los Borbones napolitanos) eran descendientes de "la parmesana". Durante los años en los que la Farnese fue reina-consorte (1714-1746), actuó como la verdadera gobernante de España. La enfermedad mental de Felipe V —que se agravaría con el paso del tiempo— y el apoyo que le brindaron los primeros ministros de la época, sobre todo Patiño y Alberoni, la convertirían en el ama de la primera España borbónica, en la continuadora de la estirpe y en perpetuadora del régimen. También, durante su reinado, nunca tuvo ningún tipo de relación con Catalunya ni con los catalanes.