Tal día como hoy del año 1565, hace 457 años, en La Valetta (isla de Malta, entonces posesión de la Orden de San Juan del Hospital); moría el capitán otomano Turgut Reis; que, durante las tres décadas anteriores, había sido uno de los corsarios más temidos del Mediterráneo. Turgut Reis murió durante el intento de asalto a la fortaleza del Ángel, en aquel momento defendida por los caballeros hospitaleros franceses y catalanes. Según las crónicas de la época, un cañón turco que disparaba contra la muralla erró el tiro, y estrelló el proyectil contra unas rocas próximas. La lluvia de piedras provocada por aquel tiro abarcó de lleno a los artilleros turcos, y una de las piedras impactó en la cabeza de Turgut provocándole graves heridas que, pocas horas más tarde, le causarían la muerte.

Turgut Reis (conocido como Dragut en los países cristianos del Mediterráneo occidental) había nacido el año 1485 en el puerto de Bodrum (en la costa del mar Egeo de la península de Anatolia, que en aquel momento formaba parte del Imperio otomano). Se tiene poca información de sus primeros años, pero algunos historiadores apuntan a que podría haber sido miembro de la comunidad griega local; o, incluso, podría ser de origen veneciano. En cambio, lo que sí se sabe con certeza, es que Dragut, en su primera juventud formó parte de los corsarios turcos del mar Egeo; y que con el transcurso del tiempo acabaría siendo uno de los lugartenientes de Barba-rossa (un importante corsario turco de origen cristiano griego); de quien heredó el rango y el favor de los dirigentes otomanos.

Turgut Reis había tenido una siniestra relación con la población civil de las costas valencianas y mallorquinas. El 25 de mayo de 1550 había asaltado, saqueado y devastado la villa de Cullera (Reino de Valencia) y había capturado a centenares de vecinos que, posteriormente, habían sido vendidos en varios mercados de esclavos del norte de África. Cullera, que antes del asalto de Turgut Reis, era una de las villas más prósperas de la Horta valenciana, quedaría prácticamente despoblada y tardaría décadas en reponerse. Poco después, el 2 de agosto de 1550, atacaría Pollença (Mallorca) con un resultado desigual: no consiguió rendir la plaza, pero secuestró docenas de vecinos de las masías de la zona, que también serían vendidos en los mercados de esclavos de los dominios musulmanes norteafricanos.