Tal día como hoy del año 1291, hace 720 años, el conde-rey Jaime II —soberano de la corona catalanoaragonesa— y el rey Sancho IV —soberano de la corona castellanoleonesa— se reunían en la villa de Monteagudo (Corona castellanoleonesa) y firmaban un tratado (denominado Tratado de Monteagudo) que ponía fin a las hostilidades que habían mantenido durante décadas. Aquella paz se consideró muy necesaria para que los firmantes pudieran concentrar todos sus esfuerzos en sus respectivas campañas expansivas: el conde-rey catalanoaragonés pretendía consolidar su dominio sobre Malta, Djerba y Sicilia (iniciado en tiempos de su padre y antecesor Pedro II); y el rey castellanoleonés pretendía activar la campaña de conquista del reino nazarí de Granada.

Pero uno de los acuerdos más importantes que se derivaron de aquel tratado, fue el reparto de la proyección expansiva catalanoaragonesa y castellanoleonesa en el noroeste de África. Este detalle explica que, a finales del siglo XIII, las cancillerías de Barcelona y de Toledo ambicionaban ocupar y dominar el cuadrante noroccidental del continente africano, territorios que iban mucho más allá de los límites del histórico reino visigótico hispánico; y que pone en cuestión la ideología nacionalista española que ha querido explicar el mal denominado proceso "reconquistador". En aquel contexto, tanto Jaime II como Sancho IV, habían desarrollado, cada uno por su lado, una idea de imperio que no tenía ninguna relación con la pretendida restauración de la monarquía visigótica del siglo VIII.

Jaime II y Sancho IV acordaron que la zona de expansión catalanoaragonesa sería el territorio de la histórica provincia romana de la Mauritania Cesariense. Aquella zona estaba poblada, mayoritariamente, por tribus yemeníes asentadas en el territorio durante la conquista árabe (siglos VII y VIII); y, actualmente, se corresponde con la parte norte del Estado de Argelia. Y la zona de expansión castellanoleonesa sería el territorio de la antigua provincia romana de la Mauritana Tingitana, poblada mayoritariamente por tribus bereberes y que, actualmente, se corresponde con la parte norte del Estado de Marruecos. Se establecía la división de aquellas dos zonas de proyección sobre el trazado del río Muluya; que ya había sido el límite entre las dos Mauritanias romanas (siglos I en V).