Tal día como hoy del año 1939, hace 82 años, el diario mexicano Excelsior publicaba que la prensa chilena de ideología conservadora había protestado por la entrada masiva en el país de judíos italianos, yugoslavos, checos y polacos que huían de la amenaza del régimen nazi (tres semanas después estallaría la II Guerra Mundial) e, incluso, de los regímenes que gobernaban sus países de origen. Según el diario Excelsior, la prensa conservadora chilena denunciaba que estos refugiados judíos habían sido introducidos en el país como exiliados republicanos españoles y publicaban una larga lista de apellidos italianos, alemanes y eslavos.

En un primer momento, la prensa conservadora chilena señaló a Anibal Jara Letelier, cónsul de Chile en Nueva York, como responsable del que, consideraban, un engaño al pueblo chileno. Pero, poco después, la misma prensa mexicana apuntó que, en la confección de documentos para los refugiados judíos, la Generalitat en el exilio había tenido un papel decisivo. La investigación historiográfica posterior ha confirmado que, entre marzo de 1939 y junio de 1940, la Generalitat en el exilio destinó buena parte de sus esfuerzos y de sus recursos a atender tanto al exilio republicano (el catalán y el español) como a los refugiados judíos europeos que escapaban del terror nazi.

Con la ocupación alemana de la capital francesa (25/06/1940), el gobierno catalán ―situado en la Rue de la Pépinière, 25, de París― se trasladó a Londres, excepto el president Companys, que se quedó en Francia buscando a su hijo, que se había perdido en el transcurso de la caótica evacuación de la capital francesa y más concretamente de la institución psiquiátrica donde estaba ingresado. Uno de los motivos que más pesaron en la detención del president catalán (por parte de la Wehrmacht, la Gestapo y el SIMP español) fue la ayuda personal e institucional que había prestado a los refugiados judíos, tanto en tiempo de la Guerra Civil española (1936-1939) como en tiempo del exilio (1939-1940).