Tal día como hoy del año 1744, hace 276 años, moría a los 84 años de edad, en Marlborough (Inglaterra) Sarah Churchill que, durante buena parte del reinado de Ana de Inglaterra (1702-1714), había sido la dama de compañía (mistress of the robes) políticamente más poderosa de la corte inglesa. Sarah Churchill fue, también, el bastión más firme en la defensa de la causa catalana durante la Guerra de Sucesión hispánica (1705-1714). Mientras fue la primera dama de la reina Ana (1702-1711) siempre defendió la necesidad y la obligación de respetar y mantener la alianza con los catalanes, que había sido documentada en el Tratado de Génova (1705).

Sarah Churchill fue, durante más cuatro décadas, la esposa de John Churchill, duque de Marlborough y general del ejército inglés que intervino y derrotó repetidamente la alianza borbónica francoespañola en los campos de batalla de los Países Bajos y del norte de la península italiana. Sus biógrafos destacan que su ideología personal era próxima a los tory (el partido aristocrático latifundista inglés, contrario a la participación inglesa en el conflicto); pero, en cambio, desde su privilegiada posición siempre apoyó a los wighs (el partido de las clases mercantiles de Londres que habían impulsado, entre otros, el Tratado de Génova).

El año 1713, Sarah Churchill, aunque había perdido el favor de la reina, sería una de las personalidades que más protestarían por la firma de los Tratados de Utrecht, que dejaban a Catalunya sola en la guerra ante la alianza borbónica franco-española. Desde su posición social, predijo que abandonar a los catalanes a su suerte era un acto de deshonor que Inglaterra pagaría durante mucho tiempo. Sarah Churchill fue antepasada directa de Winston Churchill, primer ministro británico entre 1940 y 1945 y entre 1951 y 1955, y el inspirador de la frase: "Keep calm and Carry On" (mantened la calma y para adelante), durante la II Guerra Mundial (1939-1945).