Tal día como hoy del año 1929, hace 93 años, el padrón municipal de Barcelona superaba, por primera vez en su historia, la cifra del millón de habitantes. Pocos meses después (primer día del año 1930) el censo general del Estado español confirmaría aquel primer dato, y certificaría para Barcelona la cifra de 1.005.505 residentes, que la convertía en la primera aglomeración demográfica de la península Ibérica. Según el mismo censo, la segunda ciudad de Catalunya en número de habitantes era Sabadell, con 45.605; la tercera era Badalona, con 44.201; y la cuarta era Terrassa, con 39.973. Aquel mismo censo daba para las tres capitales provinciales restantes catalanas: Lleida, 38.868; Tarragona, 30.747; y Girona, 21.845. En las comarcas de Tarragona destacaban también Tortosa, con 35.565; y Reus, con 31.299.

Fuera de Catalunya, el ranking de ciudades ya prefiguraba las actuales jerarquías: Madrid censaba a 952.852 habitantes (se situaba en segundo lugar en el Estado español); Valencia, 320.195 habitantes; Sevilla, 228.729 habitantes; Málaga, 188.010 habitantes; Zaragoza, 173.987 habitantes; Bilbao, 161.987 habitantes; Murcia, 158.724. Y fuera del Estado español, Lisboa, 591.939 habitantes (era la tercera concentración de la península, detrás de Barcelona y Madrid). Según el mismo censo, en aquel momento en Barcelona había más de 241.000 viviendas; lo cual representaba una media aritmética de 4,20 personas por vivienda; ligeramente inferior a Madrid, que con más 214.000 calculaba 4,44 personas por vivienda; o que Valencia, que con más de 72.000 calculaba, también, una media de 4,44 personas por vivienda.

La tasa de ocupación por vivienda era uno de los indicadores para calcular la riqueza de un municipio. Cuanto más baja era la tasa, se interpretaba que era más alta la media de la renta familiar de los habitantes de aquel municipio.