Tal día como hoy del año 1292, hace 730 años, la infantería y la caballería castellanoleonesa del rey Sancho IV entraban en la villa y en el castillo de Tarifa, situada en el extremo sur del Campo de Gibraltar, de la península Ibérica y del continente europeo. Aquella operación militar venía precedida de un largo asedio (que se remontaba a mediados del año anterior), por tierra y por mar. El bloqueo marítimo, que resultaría decisivo para el éxito de aquella operación, fue a cargo de naves comerciales genovesas adaptadas para los combates navales y comandadas por Benedetto Zaccaria, y de las galeras de Catalunya, de naturaleza estrictamente militar y capitaneadas por Berenguer de Montoliu.
La conquista de Tarifa fue la operación más determinante de la campaña de conquista del Campo de Gibraltar. El control de la orilla norte del Estrecho se consideraba fundamental para abrir el paso hacia el Atlántico a las naves comerciales de las potencias navales cristianas del Mediterráneo. Por este motivo, genoveses y catalanes —especialmente interesados en esta abertura— se implicaron en aquella operación y dieron apoyo a los castellanoleoneses en aquella campaña militar. Los catalanes aportaron una docena de galeras, que, con las naves genovesas, impidieron que el reino benimerín de Marruecos pudiera socorrer militarmente a la taifa de Algeciras.
La conquista de Tarifa tuvo una repercusión extraordinaria, y estimuló la toma castellanoleonesa de Gibraltar (1309) y de Algeciras (1342). Pero lo que desbrozó, definitivamente, el paso de la navegación comercial hacia el Atlántico, sería la derrota naval de los nazaríes granadinos y de los benimerines marroquíes en manos de las galeras de Catalunya, comandadas por Jofré Gilabert de Cruïlles, en la batalla de Ceuta (6 de septiembre de 1339). A partir de aquel momento, los navegantes catalanes progresarían por el Atlántico, y serían pioneros en los viajes exploratorios a las islas Canarias, a Río de Oro (actual Sáhara Occidental) y al golfo de Guinea.
