Tal día como hoy del año 1870, hace 147 años, el general Joan Prim i Prats, presidente del Gobierno de España, era víctima de un atentado que le acabaría costando la vida. Prim salió a las 19.00 horas de las Cortes, actualmente Congreso de los Diputados, acompañado por su ayudante Ángel González-Nandín y por el general Moya —personas de su círculo de confianza—, después de votar el presupuesto de la Casa Real, camino de su residencia oficial en el palacio de Buenavista, en la calle del Barquillo. El carruaje de Prim, una berlina verde, fue asaltado en la calle del Turco —actualmente Marqués de las Cubas- de Madrid, por un grupo de nueve hombres armados con trabucos.

La berlina de Prim quedó bloqueada a media altura de la calle del Turco por dos carruajes de los asaltantes. Moya, sentado al lado de la puerta, dio la alarma: "Mi general, agáchese, que nos hacen fuego", sin poder evitar que los tiros alcanzaran de lleno el objetivo de los asaltantes. Prim recibió nueve impactos de bala —ninguno de extrema gravedad, según el informe oficial—, que le afectaron el hombro y el brazo izquierdos, y la mano derecha. González-Nandín, que intentó proteger el cuerpo de Prim, recibió cuatro impactos de bala en la mano derecha. Y Moya, que había dado la alarma y que estaba situado a primera línea de fuego, resultó sorprendentemente ileso.

Prim, nacido en Reus en 1814, era el hombre más poderoso del Estado español. Nunca un catalán había tenido tanto poder dentro del edificio político español. Y posteriormente nunca un catalán ha conseguido reunir tanto poder. Hombre de una voluntad y de un carácter extraordinarios, era un héroe de las guerras civiles carlistas y de las guerras coloniales de África. Era el líder incontestable del Partido Progresista y ejercía la presidencia del Gobierno español con mano de hierro. Había depuesto a los Borbones y proyectaba convocar un referéndum en Cuba. Si ganaba el independentismo, había previsto que negociaría una compensación para enjugar parte del déficit fiscal que amenazaba a España con la quiebra.

Capilla ardiente del general Prim. A primer término, el rey Amadeo I / Wikipedia Commons

Prim murió tres días después en su residencia de Madrid. Oficialmente por una septicemia causada por las heridas del atentado. Pero la muerte de Prim siempre ha estado rodeada de un aura de misterio. Desde un buen principio, la prensa de la época señaló a Montpensier, cuñado de la reina depuesta Isabel II, y el general Serrano, rival político de Prim, como inspiradores intelectuales del atentado. Y las investigaciones policiales habían apuntado a asesinos a sueldo como autores materiales. Pero la investigación forense del 2013 ha revelado que Prim fue estrangulado en la cama mientras se recuperaba de las heridas del atentado, víctima de una gran conspiración de estado.

Imagen principal: El atentado contra Prim en un grabado de la época / Wikipedia