Todo apunta a que después de lo sucedido el pasado miércoles en el funeral de Estado por las víctimas de la DANA y la retahíla de insultos de las víctimas al presidente del gobierno valenciano, Carlos Mazón, se ha generado, finalmente, la grieta para que el máximo responsable político de aquella jornada aciaga abandone el cargo. No habían pasado ni 24 horas del funeral que el propio Mazón señaló que iba a realizar una reflexión sobre lo sucedido en el acto con las víctimas y eludió cualquier respuesta a la pregunta de si pensaba dimitir. Este viernes, en el marco de una reunión de los responsables provinciales y regionales, los principales cargos populares, se señaló al presidente de la Diputación de Valencia, Vicent Mompó, como el preferido para coger el relevo de un Mazón que ya ha aceptado que no volverá a ser cartel electoral.

Finalmente, este sábado se ha dado un paso más y ya se habla en el País Valencià de que la dimisión de Mazón no estaría muy lejos, sin descartar una convocatoria electoral anticipada para zanjar definitivamente la crisis. En cualquier caso, parece evidente que, por primera vez desde hace un año, alguna cosa se mueve en València y la gestión de la DANA y las 229 víctimas mortales pueden tener responsabilidades políticas, porque de lo otro, si hubo o no negligencia por parte de las autoridades autonómicas, se encargará la justicia, que tiene abierta la correspondiente causa donde hasta la fecha hay dos únicos investigados, la exconsellera de Justicia e Interior Salomé Pradas, quien tenía las competencias de Emergencias, y su número dos, el exsecretario autonómico de Emergencias, Emilio Argüeso.

Parece evidente que, por primera vez desde hace un año, alguna cosa se mueve en València y la gestión de la DANA y las 229 víctimas mortales pueden tener responsabilidades políticas

La jueza Nuria Ruiz ha invitado en tres ocasiones al presidente del País Valencià a declarar en calidad de investigado, pero él lo ha descartado en todos los casos. Es normal que Ruiz no haya ido más allá, ya que Mazón es aforado y, en consecuencia, le correspondería al Tribunal Superior de Justícia de la Comunitat Valenciana una citación formal, algo que desde el juzgado de instrucción número 3 de Catarroja se ha descartado, por ahora. Lo mismo que con Maribel Vilaplana, la famosa periodista de la no menos renombrada comida en El Ventorro, sobre la que aún se sigue especulando las horas que duró y cuál era el estado de Mazón al abandonar el restaurante a las 18:45 horas.

Al final, como no podía ser de otra manera, las mentiras, los errores y los cambios de versión sobre aquellas horas han acabado atrapando a Alberto Núñez Feijóo, que durante un año ha tratado de que las consecuencias de la DANA no salieran de los límites del País Valencià. Era imposible que ello sucediera en condiciones normales, pero mucho más si Mazón se convertía, como así ha sido, en una bomba de relojería porque todos sus movimientos políticos eran erróneos y ninguna de sus explicaciones eran creíbles. Ahora que se ha abierto el melón de su sustitución, vuelve a coger a la sede del partido en Madrid con el pie cambiado: los barones provinciales escogiendo a Vicent Mompó cuando en los despachos de la calle Génova se apostaba por la alcaldesa de la capital, María José Catalá.

No es ello una cuestión menor, porque también evidencia la capacidad de los liderazgos y la importancia de la autoridad en el partido.