Es muy probable que desde las semanas posteriores a la muerte del general Franco no se hubiera hablado tanto en España del dictador. Se habla de la exhumación de sus restos en el Valle de los Caidos, se dan a conocer manifiestos de militares retirados defendiendo la figura militar del dictador y se justifica el golpe de estado de 1936. Y se filtra interesadamente, como si estuviéramos en los años de la transición, que en el estamento hay malestar. La prensa europea ha descubierto, con un cierto escándalo, que el franquismo está más presente de lo que parecía y conocía en la vida cotidiana española. La Fundación Francisco Franco es plenamente legal, existe el ducado de Franco y la simbología franquista campa a sus anchas.

Nadie se imagina algo similar en el extranjero pero lo cierto es que resortes del pasado y que se incardinan con instituciones claves siguen siendo importantes. Quizás así se pueda entender que casi tres semanas ha tardado el Ministerio de Defensa que dirige Margarita Robles en abrir una investigación a los cinco militares en la reserva que tienen una vinculación profesional con el departamento y que figuran entre los 181 militares retirados que firmaron a finales del julio un manifiesto titulado "Declaración de respeto y desagravio al general Francisco Franco Bahamonde, soldado de España". 

Coincidencia o no, ello sucede después de uno de los anuncios estrella del presidente del gobierno, Pedro Sánchez, como es la exhumación de Franco del Valle de los Caídos. Una decisión firme que en junio dijo que era cuestión de semanas y que con seguridad antes de agosto. Ahora no tiene fecha aunque el compromiso se mantiene. Mientras ello sucede, hay que restregarse los ojos para entender que el Ministerio de Defensa haya tenido que hacer un comunicado en el que salga al paso del manifiesto que han firmado generales, coroneles, almirantes, capitanes de fragata, condenados del 23-F... Uno de los firmantes era hasta 2016 jefe del mando de personal del Ejército de Tierra.

No es extraño que Defensa tenga que resaltar después de la exaltación del dictador "el absoluto compromiso de todos los hombres y mujeres que integran las fuerzas armadas españolas con su Constitución y los valores que en ella se recogen". Quizás tampoco era verdad que la democratización de las fuerzas armadas españolas había sido total, como propagaba la doctrina oficial. Y que en las academias militares falta mucho por enseñar.