El Nacional.cat ha publicado este lunes, unas pocas horas antes de que sea efectiva la prohibición de publicar encuestas electorales para las elecciones del 14 de febrero, el último sondeo legal antes de que el domingo los catalanes acudamos a las urnas. Tres grandes titulares: se aprieta enormemente la cabeza de la carrera entre las tres formaciones que se disputan la victoria, ERC, PSC y Junts; la previsión de participación continúa bajando y puede quedar por debajo del 60%; y el número de indecisos, por encima del 30%, lo que es estratosféricamente alto a estas alturas de la campaña.

El dato más importante de todos, a mi juicio, es este último, ya que, de acuerdo con el censo electoral el número de indecisos del 30,6% quiere decir en valores absolutos que más de 1,7 millones de posibles votantes decidirán entre este lunes y el domingo si acuden o no a depositar su sufragio en la urna y por qué formación política se deciden. No recuerdo unas elecciones con una previsión tan elevada de indecisos o de votantes que se refugian en esta posición para no revelar qué piensan votar y si, por ejemplo, buscamos alguna similitud con el 2017, a seis días de las elecciones era de unos diez puntos menos aproximadamente y rondaba el 20%.

Vamos a ver el trabajo que son capaces de hacer aparte de los tres candidatos con más opciones  -Laura Borràs, Pere Aragonès y Salvador Illa-, los primeros espadas de las respectivas formaciones políticas: Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y Pedro Sánchez, con el encargo claro y obligado de rescatar el mayor número posible de indecisos de los suyos y conseguir que voten a sus cabezas de cartel para la presidencia de la Generalitat. Aquí está la madre de todas las batallas junto al debate de TV3 que se emitirá este martes y que, pese al obligado número de candidatos convocados, debería aportar algo de luz para los analistas demoscópicos. El formato de nueve participantes disminuye, obviamente, los golpes de efecto, pero los detalles siempre acaban siendo importantes con una bolsa tan grande de indecisos.

Más allá de la lucha final por la victoria, que es más que probable que se mantenga hasta el mismo domingo, hay otros tres datos que me gustaría comentar. La fortaleza que está demostrando la CUP, al menos en el sondeo de Feedback para El Nacional.cat, en que podría pasar de sus actuales cuatro escaños a diez u once, estando en condiciones de ser perdonados por el electorado que les castigó en 2017 y volver así a los resultados alcanzados en 2015. Son diputados que en buena medida perderían Junts y Esquerra y que darían a la formación anticapitalista -si se confirmara el pronóstico, ya que las encuestas siempre suelen dar un plus a la CUP- un papel más relevante en muchas decisiones que en los últimos tres años. En segundo lugar, el hundimiento del Partido Popular, que no solo sería el farolillo rojo del arco parlamentario sino que un resultado tan pobre actuaría como un bumerang para Pablo Casado. Esto, unido, y aquí entra la tercera observación, con que Vox quedaría claramente por delante sería un verdadero problema para la dirección popular. Todas las miradas se volverían, nuevamente, hacia el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo.

Resumiendo: los días que faltan de campaña van a ser, aunque sea un tópico de todas las campañas, determinantes. Acertar en esta recta final es, en esta ocasión, más importante que no equivocarse ya que la inercia que siempre suelen practicar los que van delante puede no ser suficiente con el número de indecisos que hay. Tendremos que estar muy atentos a lo que nos llega desde fuera de España y las encuestas que se vayan conociendo ya que la ley electoral vigente impide la publicación de cualquier nuevo sondeo a partir de la medianoche del martes. Una anomalía más en un mundo tan global y digital como en el que vivimos.