Una de las cosas que seguramente no podía ni llegar a imaginarse Donald Trump cuando el miércoles se fue a dormir en sus aposentos de la Casa Blanca es que, a las pocas horas, y a menos de cuatro meses después de su acceso a la presidencia, otro norteamericano le desplazaría de ser el estadounidense más importante del planeta. Su ego infinito debe convivir mal con que el cardenal Robert Francis Prevost Martínez, nacido en Chicago, Illinois, de 69 años, haya sido escogido el 267 papa de la Iglesia católica y además comparta la nacionalidad estadounidense con la peruana: pasó cuatro décadas como misionero de la orden de San Agustín en el país andino. Un estadounidense de nacimiento y peruano de corazón, que es buen conocedor de los problemas de la inmigración y la pobreza, tras su paso por la diócesis de Chiclayo, en la costa norte del Perú, con un PIB per cápita de unos 10.000 dólares en el año 2022, ha sido escogido para plantar cara por la Iglesia católica a todo lo que Trump representa: puentes frente a muros, paz frente a guerra y fraternidad frente a hostilidad.
Incluso, como católico, uno puede dudar sobre si fue el Espíritu Santo quien iluminó a los 133 cardenales reunidos en la Capilla Sixtina para que escogieran en la cuarta votación a Prevost como sustituto de Francisco. Las primeras revelaciones del cónclave, según una información de Il Corriere della Sera, apuntan a que el cardenal Pietro Parolin, diplomático y secretario de Estado del Vaticano, dominó las primeras votaciones sin alcanzar los necesarios dos tercios. En la tercera ronda, Parolin, originario del Véneto, habría alcanzado 49 votos frente a los 39 de Prevost, una cifra insuficiente que le habría llevado a retirar su candidatura y abrir las puertas de par en par al papa estadounidense. Un papa de Twitter, o de X, para ser precisos, red social que no había abandonado y que, con más inteligencia que los que sí lo han hecho, le permitía tomar distancia de la administración Trump y, sobre todo, dejar constancia de ello. El pasado abril, la cuenta compartió un artículo sobre Kilmar Abrego García —el ciudadano salvadoreño que ingresó ilegalmente en EE.UU. en 2012, y cuya deportación a su país en 2025 atribuyó a un error administrativo el servicio de control de inmigración y aduanas de los Estados Unidos— y un texto de un obispo auxiliar de Washington muy crítico con el gobierno federal, su política migratoria y su campaña de terror.
Ante esta especie de dictadura de Trump y con los demócratas desaparecidos, va a ser interesante el duelo que se ve venir con el papa estadounidense
Sea como sea y ante esta especie de dictadura de Trump, erigiéndose como la única voz de Estados Unidos, y desaparecidos los demócratas del escenario público, va a ser interesante el duelo que no es muy difícil predecir que, a lo lejos, se ve venir. La broma estúpida e insultante del presidente publicando en pleno duelo por Francisco una imagen suya —generada por inteligencia artificial— en la que se le ve vestido de Santo Padre y compartida por las cuentas oficiales de redes sociales de la Casa Blanca, tuvo la protesta de la Conferencia Católica del Estado de Nueva York, que le acusó de burlarse de la fe. Ironías del destino, el nuevo papa ha sido estadounidense, pero evidentemente no es él. Ni su candidato, el cardenal Timothy Michael Dolan, de 75 años, originario de San Luis (Estados Unidos), que había dirigido la oración en la investidura de Trump. La frase "Dios escribe derecho con renglones torcidos" tiene, en esta ocasión, incluso, un punto de ironía no exento de una cierta banderilla.