Cuesta hacerse a la idea de que las pomposas palabras del presidente de los EE.UU., Donald Trump, señalando este lunes en su discurso en el Parlamento israelí, la Knéset, que "por fin, no solo para los israelíes, sino también para los palestinos, la larga y dolorosa pesadilla finalmente terminó" o que la región estaba experimentando "el amanecer histórico de un nuevo Medio Oriente" vayan a ser una realidad. Es difícil de creer porque en ocasiones anteriores el sueño por la paz se desvaneció. Es eso lo que obliga a ser cautos, sin quitar mérito alguno al propio Trump y a los firmantes de la paz. El propio Benjamin Netanyahu afirmó estar comprometido con esta paz y representantes de Hamás se han pronunciado en términos similares. La firma de una treintena de líderes mundiales en el balneario de Sharm el-Sheikh, donde hizo de anfitrión el presidente egipcio, Abdelfatah Al-Sisi, es un gran respaldo al líder norteamericano y a los mediadores del plan de paz, los máximos mandatarios de Egipto, Qatar y Turquía.
En esta primera jornada, Israel y Hamás cumplieron lo acordado
En esta primera jornada, Israel y Hamás cumplieron lo acordado. Los segundos hicieron entrega, en dos franjas horarias diferentes, de la veintena de rehenes vivos a la Cruz Roja Internacional, que se encuentra en territorio gazatí, y que coordinó la recepción por parte de las milicias palestinas y su posterior entrega al ejército israelí. Ello provocó a lo largo de la jornada imágenes vibrantes del reencuentro de los secuestrados durante dos años con sus familiares. Una vez confirmada esta entrega, Israel inició las liberaciones de cientos de presos palestinos, quienes fueron recibidos en Gaza y en Ramala, en la Cisjordania ocupada, y en las próximas horas se completará el acuerdo hasta poner en libertad a cerca de 2.000 prisioneros palestinos, entre ellos, 250 con penas muy elevadas, incluida la cadena perpetua. Se iniciará entonces la denominada fase 2 de las negociaciones, que incluye la destrucción del armamento ofensivo de Hamás, como túneles e infraestructura militar, para neutralizar su capacidad de ejercer más violencia. No será una negociación fácil, ya que habrá resistencias de Hamás y será el primer momento de estas últimas semanas en que se podrá poner el termómetro para comprobar la solidez del acuerdo y el compromiso de los países árabes por sellar una paz duradera.
En la fase 3 está previsto establecer una administración de transición en la Franja de Gaza que estará dirigida por tecnócratas palestinos y supervisada por un organismo internacional que gestionará la gobernanza cotidiana y supervisará la rehabilitación de las infraestructuras. Aunque el nombre escogido por Trump ha sido el ex primer ministro británico, el laborista Tony Blair, a bordo del Air Force One de camino hacia Israel, reconoció ante la prensa que no está seguro de lograr un acuerdo para que sea aceptado su candidato para encabezar la junta de paz de Gaza y se mostró abierto a retirar su nombre si no era una opción aceptable para todas las partes. Sobre Blair pesa enormemente su pasado en la zona después de su posicionamiento en la invasión a Irak, en 2003, aceptando acríticamente que el país tenía armas de destrucción masiva, lo cual resultó, con el tiempo, ser absolutamente falso. Blair pidió perdón en 2015 y reconoció que la información de inteligencia sobre la existencia de armas de destrucción masiva en suelo iraquí era errónea, pero nunca se le ha perdonado en el mundo árabe.
El hecho de que Trump se sienta comprometido con un acuerdo de paz que lleva su nombre es, en este contexto tan complejo e inestable, una buena noticia. No es previsible, en consecuencia, que se desentienda, sino lo contrario: que tensione a las partes para obligarles a dar los pasos necesarios para que no hay retroceso alguno. Su obsesión por ganar el Premio Nobel de la paz no será flor de un día y aunque ha aceptado con un desagrado comedido no haberlo ganado este 2025 y que lo recibiera la venezolana María Corina Machado, una discípula suya no se apeará del carro para aspirar al de 2026. Los elogios que está recibiendo por su contribución a la paz en Oriente Medio satisfarán su vanidad tan solo unos días o semanas, el objetivo será el preciado galardón del jurado noruego.