"¿Quieres que Junts continúe formando parte del actual Govern de Catalunya?". Esta pregunta directa será la que podrán votar este jueves y viernes los 6.465 militantes que hace un mínimo de seis meses que se afiliaron al partido, de acuerdo con los estatutos. La semana clave para conocer si hay continuidad o ruptura del Govern ha dado comienzo con una convulsión de noticias en el seno de la organización juntaire solo explicable por los pocos días que faltan para la consulta. La consellera d'Exteriors i Govern Obert, Victòria Alsina, abrió fuego abandonando su posición de independiente y aunque no podrá votar porque solo llevará unos días como militante, quiso expresar su compromiso político con el partido y no participar desde la barrera. El segundo fue el exalcalde Xavier Trias, el candidato soñado por Junts para competir con ciertas garantías en la batalla de Barcelona, en las municipales del próximo mes de mayo.
Alsina y Trias buscan reforzar el flanco de la continuidad en el Govern en una contienda interna que aparentemente parece abierta, ya que los partidarios de abandonarlo no han sido capaces, hasta el momento, de explicar cómo se recosería la mayoría independentista —no hay que olvidar el 52% de las últimas catalanas y la mayoría absoluta en el Parlament— con una decisión tan drástica, cuál sería la política en la oposición en la Cámara catalana, con quién se establecerían alianzas tras las próximas municipales para conformar mayorías de gobierno y, con qué formación política se iba a llevar a cabo el camino a la independencia teniendo en cuenta que Junts tiene tan solo 32 diputados de 135 parlamentarios y es tercera fuerza política.
Los partidarios de continuar deberán también explicar en 72 horas cómo se sigue en el Govern después de que Esquerra no haya accedido a las demandas de Laura Borràs y Jordi Turull y sacarse de encima el sambenito ofensivo que defienden la pagueta, algo que utilizan sus críticos desde las redes sociales para desacreditar el sí. El hecho de que personas como Josep Rull y Quim Forn, presos políticos y actualmente en la empresa privada, defiendan la continuidad da, obviamente, un plus de credibilidad a los defensores de mantenerse en el Ejecutivo catalán. En este aspecto, el papel de Trias debería introducir un punto de reflexión en una batalla interna tan convulsa y, en parte, emocional. Sus contundentes palabras de que sería "equivocado y erróneo" abandonar el Govern, que "a base de reproches no se puede gobernar" y su mirada con luces largas "hecha la catarsis pública, hemos de recuperar la unidad y fijar los objetivos [conjuntos] hasta el final de la legislatura". Escuchando a Trias, elevándose por encima de las desavenencias puntuales, quizás se entiende mejor por qué gana elecciones y no suena extraño cuando dice en una misma frase que quiere hablar con sus amigos de Esquerra y no descarta pactar con el PSC.
Hasta el viernes a las 17 horas, cuando se cerrará la hora de las votaciones, Junts va a estar sometida a un trasiego de informaciones internas y de posicionamientos públicos confrontados, algo bastante inusual en una formación política de su dimensión. Turull, en uno de los pocos gestos de distensión pública de estas últimas horas, solo deseó que la consulta no acabe en empate, como sucedió en una votación trascendental de la CUP en 2015 a la hora de investir a Artur Mas y que acabó, como es sabido, con su paso al lado y la llegada de Carles Puigdemont. El secretario general también ha señalado que dará a conocer su voto a la consulta a través una explicación a la militancia, quizás en un acto de partido. Su exposición en la ejecutiva de este lunes lleva a pensar que compartirá con Borràs la no continuidad en el Govern. Pero eso, dijo, es una pantalla que aún no ha llegado.