Tan solo diez días ha durado la candidatura del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, para la presidencia del Eurogrupo, el foro de ministros de Finanzas de la eurozona. Lo que arrancaba con mucho entusiasmo español el pasado 27 de junio y el ministro español presentándose como un paso adelante para dar un impulso renovado a una institución que tiene que jugar un papel clave en la agenda europea y obtener resultados tangibles en materia de crecimiento, competitividad, estado del bienestar e integración, ha chocado con una realidad mucho más material: España ha perdido brillo y los casos de corrupción que persiguen al gobierno socialista contaminan cualquier apuesta exterior que se pueda realizar. Bien se puede decir que el no a Cuerpo es básicamente un no a Sánchez y el representante del Partido Popular irlandés, Paschal Donohoe, que quería ser reelegido, ha ganado fácilmente la batalla por incomparecencia de su rival. Es la segunda derrota española en este cargo: Donohoe ya derrotó a la actual presidenta del Banco Europeo de Inversiones, la exministra Nadia Calviño, en el año 2020, aunque era la favorita para suceder el portugués Mário Centeno.

El hecho de que haya una mayoría de ministros conservadores, 7 de ellos del Partido Popular Europeo (Bélgica, Croacia, Grecia, Irlanda, Letonia, Luxemburgo y Portugal), así como dos representantes de ultraderecha en Finlandia e Italia, obviamente, tampoco ha sido ajeno a la decisión. Pero Cuerpo ya lo sabía, esto, y se lanzó a la piscina creyendo que había agua. En las últimas semanas, la prensa internacional se ha pronunciado con una cierta dureza cuestionando su autoridad moral y poniendo la credibilidad de Pedro Sánchez en entredicho tras la entrada de su mano derecha, Santos Cerdán, en la prisión de Soto del Real. The Times, Le Monde, La Repubblica, Financial Times, Bloomberg y The Guardian pintaban la situación como un duro golpe para el presidente español en plena oleada de escándalos por corrupción. Este fin de semana se ha visualizado que Sánchez sigue muy lejos de controlar la crisis y que la metáfora del barco y el capitán que resiste el vendaval solo ha servido para generar bromas por doquier hasta el extremo que desde sus propias filas se cuestiona que disponga de una brújula y que haya fijado un rumbo acertado.

Los casos de corrupción que persiguen al gobierno Sánchez contaminan culaquier apuesta exterior

El segundo golpe internacional del día se lo ha propiciado a Sánchez la Comisión Europea con el pago, este lunes, de los fondos europeos. España ha recibido 1.100 millones de euros menos de lo esperado por no haber cumplido con las reformas a las que se había comprometido con Bruselas. La Comisión ha recortado 626 millones por no compensar a los funcionarios interinos de manera adecuada y cerca de 500 millones por no aprobar la subida impositiva al diésel, que tiene trato de favor con respecto a la gasolina y la CE exige equipararlo para grabar de igual manera a todas las energías contaminantes con origen en los combustibles fósiles. En total, el pago del tramo ha sido de 24.000 millones de euros, cuando el Ejecutivo español esperaba que llegaran más de 25.000 millones de euros correspondientes a los fondos de recuperación Next Generation. Los 1.100 millones que faltan quedarán en suspenso hasta que el Gobierno cumpla con sus compromisos.

Estos dos anuncios no van a ayudar, sin duda, a cubrir el flanco exterior que en otras ocasiones le ha servido de escape a Pedro Sánchez en el debate parlamentario que tendrá lugar este miércoles en el Congreso de los Diputados sobre el caso Koldo, la situación judicial del exministro José Luis Ábalos y la entrada en prisión de Santos Cerdán. Más allá de las medidas que propondrá el presidente del Gobierno, que hasta la fecha solo ha enseñado iniciativas más cosméticas que reales, la mirada va a estar puesta en la posición de los socios parlamentarios y muy especialmente de Junts per Catalunya y Podemos, las dos formaciones que se han mostrado más duras con la situación del Gobierno y que han advertido con una retirada de apoyos parlamentarios para agotar la legislatura. Es obvio que, de este pleno, el presidente del Gobierno saldrá con escasos apoyos, pero lo importante será el distanciamiento real que expresen, no la discrepancia dialéctica que verbalicen. Ese termómetro ofrecerá una idea del compromiso de los socios más o menos permanentes y de los aliados puntuales.