La inflexible política de Benjamin Netanyahu en Gaza con el horror permanente de muertes a diario que ha llevado a una catástrofe humanitaria creciente, con más de 53.000 palestinos muertos, según el Ministerio de Salud de Gaza, y el riesgo inminente de hambre generalizada, ha abierto en canal las relaciones con la Unión Europea, provocado un distanciamiento enorme con el Vaticano que tiene un beligerante y joven León XIV al frente y ha dejado en manos del imprevisible Donald Trump el único apoyo posible. La escalada iniciada a raíz del Festival de Eurovisión y la petición de algunos países, entre ellos España, de expulsar a Israel del certamen hasta que sus dirigentes respeten los derechos humanos, ha abierto en canal un camino que hasta la fecha no se había profundizado: ¿por qué no dejarlos fuera de los Juegos Olímpicos? ¿O, también, de las competiciones deportivas internacionales? A los que eso sostienen les gustaría que el debate desembocara en una situación similar a la de Rusia, país que tras su invasión de Ucrania, en febrero de 2022, se granjeó una recomendación del COI para que se prohibiera a los atletas rusos y bielorrusos competir en eventos deportivos internacionales.
En el terreno más doméstico, el Congreso de los Diputados ha dado el primer paso para aprobar una ley de embargo de armas a Israel al tomar en consideración una iniciativa de Sumar, Esquerra Republicana, Podemos y BNG a la que se han acabado sumando el PSOE, Bildu, el PNV y, finalmente, Junts per Catalunya. Los de Puigdemont, al tiempo que facilitaban la toma en consideración de una ley sobre venta de armas, o sea su debate, han anunciado su decisión de presentar enmiendas para que sea una ley paraguas para los países que tengan una actitud determinada sobre los derechos humanos y no sea exclusivamente contra Israel sino para estados como Irán, Sudán o Libia, entre otros. Veremos en qué acaba, en consecuencia, este debate, ya que Junts se mueve entre dos aguas, con influyentes sectores muy favorables a Israel, pero que también se sienten enormemente incómodos con Netanyahu y la política de exterminio en Gaza en que ha derivado la respuesta al brutal ataque de Hamás del 7 de octubre del 2023.
La jefa de la diplomacia comunitaria, Kaja Kallas, ha anunciado que la UE revisará el acuerdo de asociación con Israel
Es en este contexto de violencia extrema, y después de que una mayoría de países de la Unión Europea se haya sumado a las peticiones hechas por España, Irlanda, Eslovenia y Luxemburgo que la jefa de la diplomacia comunitaria, Kaja Kallas, ha anunciado, tras un Consejo de Ministros de Exteriores del bloque comunitario, que la UE revisará el acuerdo de asociación con Israel. También que investigará si el país hebreo incumple sus obligaciones con los derechos humanos en el marco del acuerdo de asociación firmado con la UE. Existe un cierto convencimiento en ambientes diplomáticos europeos que ha llegado el momento de dar un verdadero sentido al artículo 2 del Acuerdo de Asociación UE-Israel con medidas concretas y significativas, más allá de las palabras. El artículo 2 hace referencia a la necesidad de respetar los derechos humanos ante la situación insostenible, insoportable e inhumana que hay en la Franja de Gaza. Una posición conjunta y contundente de la UE es difícil de alcanzar, ya que las posiciones y los intereses no son los mismos.
Mientras la Unión Europea se moviliza, Washington mantiene públicamente su apoyo a Tel Aviv. Una voz tan significativa como el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU., James Hewitt, ha declarado que Hamás es el único responsable del conflicto al rechazar reiteradas propuestas de alto el fuego. En el Congreso de EE.UU., tanto republicanos como demócratas han mostrado un escaso interés en oponerse activamente a la ofensiva israelí. Claro que hay senadores como Bernie Sanders o miembros de la Cámara de Representantes como Delia Ramírez e Ilhan Omar radicalmente en contra de la actuación de Israel y la posición de la administración Trump, pero son los menos. El Reino Unido, que se mueve al margen de la UE, ha suspendido negociaciones comerciales con Israel por Gaza, en un paso que iremos viendo en los días sucesivos qué seguimiento tiene por parte de otros países. Es posible que, por primera vez, el frente antiNetanyahu gane peso y tenga la musculatura suficiente para pararlo, pero, para ello, aún falta tiempo y tampoco es seguro.