La presencia de varias decenas de miles de personas en las calles, 100.000 según los organizadores, muchas menos en datos oficiales de la Guàrdia Urbana de Barcelona y otros cuerpos, en las tres concentraciones de la Diada Nacional de Catalunya, convocadas en Barcelona, Girona y Tortosa, marcan la cifra más baja de los últimos años, pero demuestra, al mismo tiempo, un acto de resiliencia del movimiento independentista. La convocatoria de la ANC y Òmnium mantiene viva la llama con un muy bien escogido lema de "Més motius que mai", justo en el momento en el que, en la víspera, el TSJC decidió apuntarse a la Diada recortando el catalán como lengua de uso en las escuelas.

El independentismo, con unas cifras muy alejadas de aquellas manifestaciones de la pasada década, demostró su resiliencia en la calle frente al desánimo, el cansancio, la pugna de los partidos, la pérdida de la mayoría absoluta en el Parlament, la inaplicación de la ley de amnistía, el déficit fiscal y el calvario de las infraestructuras. Todo el abatimiento acumulado sirve de explicación de la participación, en medio de un debate del espacio independentista sobre si los partidos hacen poco o mucho, cuál es su hoja de ruta a desarrollar y cómo han de adaptar sus prioridades a los nuevos tiempos.

El independentismo, con unas cifras muy alejadas de aquellas manifestaciones de la pasada década, demostró su resiliencia en la calle

Desde ese punto de vista, la festividad del 11 de Setembre cumplió su papel reivindicativo y sensibilizador de un sinfín de inquietudes en el terreno nacional, aunque parece muy difícil que la llamada de las entidades a desobedecer la sentencia contra el catalán en las aulas, en las calles y en las instituciones sea una realidad. El Govern ha dicho que recurrirá la sentencia del TSJC, pero eso está muy lejos de promover la desobediencia institucional. El terreno de juego del ejecutivo del president Salvador Illa, como ya se vio en el caso de la sentencia de Sixena, queda muy lejos de la desobediencia.

Habrá que ver, sin embargo, cuál es la eficacia real del Pacte Nacional per la Llengua y los márgenes para una política unitaria que proteja el catalán. Porque no se espera que pase mucho tiempo entre la sentencia del TSJC y otra de más calado del Tribunal Constitucional sobre el catalán en las escuelas y la imposición del 25% en los colegios de Catalunya. Los intentos para que el castellano sea lengua vehicular en la educación vienen de lejos y el Partido Popular trabaja este tema con una gran intransigencia. La postura del Govern y del PSC acabará siendo clave, ya que su posición es determinante para armar mayorías parlamentarias hacia uno u otro lado.