Maldita Barra, el proyecto liderado por la joven emprendedora Ana de Espona, ha celebrado su primer aniversario con un acto que combinó arte, moda, creatividad y gastronomía. Lejos de ser una celebración convencional, el evento sirvió para reafirmar la identidad del espacio como plataforma para el talento femenino emergente y como referente cultural de la generación Z.
El acto reunió a decenas de asistentes como el vicepresidente de Lideremos, Xavi Garcia Tort; la CEO de Ze Garcia, Queralt de Aurora; la Head of Social Media Mango, Estela Alcaide; el presidente de Youth Economic Circle (YEC), Ignacio Molins; la PR & Communications de Pateck Philippe, Elena Borrell; la vicepresidenta de DDHH del Colegio de abogados de Barcelona, Emma Hakobyan; la directora creativa de PdPaola, Claudia Palatchi. Entre los asistentes también destacaban figuras musicales como el cantante, Carlos Sadness; el cantante, Cesc Sansalvadó; el cantante, Francisco Boyra; el creador de Ciao Marina, Javier Mitjans. Y otros rostros como el artista Gonzalo Guzmán, Angel de León, la influencer Maria Chloé o el periodista y reportero de la kings league, Victor Navarrosa.
La velada comenzó a las 19:00 horas con una bienvenida marcada por un cóctel de recepción, una cuidada selección de aperitivos y música en directo. A partir de las 20:00 horas, se sirvió un pase gastronómico compuesto por algunos de los platos más emblemáticos de la casa, que fusiona sabores mediterráneos con guiños internacionales y técnicas contemporáneas. La propuesta gastronómica, ideada junto a los chefs Jordi Limón y Martín Badó de MAM de Bó, se inspira en la cocina vegetal de Ottolenghi y los sabores de Oriente Medio para ofrecer platos con mucha personalidad, textura y sabor, a través de productos frescos, de temporada y de origen conocido.
Las protagonistas de la imagen son:
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Ana de Espona, fundadora de Maldita Barra, anfitriona del proyecto y símbolo de una nueva hospitalidad creativa que une sensibilidad estética, narrativa cultural y una apuesta por lo diferente.
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Eugenia Soler, modelo y creadora de contenido con una estética refinada y una autenticidad que traspasa pantallas.
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Alba Rocafort, emprendedora tecnológica y puente entre la innovación digital y el pensamiento creativo.
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Julieta Rueff, fundadora de FlamAid, un dispositivo de seguridad personal diseñado para combatir el acoso en el espacio público, proyecto que la ha incluido en la lista Forbes 30 Under 30.
- Laura de Espona, emprendedora e inspiración vital para Ana, con una agencia de viajes de autor propia y una mirada inquieta hacia el mundo.
Todas ellas posaron en la barra del local vestidas por la firma barcelonesa GN0, en una colaboración que unió arte, moda y gastronomía para catalizar una nueva generación de liderazgos femeninos, creativos y transformadores.
Seguidamente, se desarrolló el momento central de la noche. La artista Sandra Modrego completó en directo una obra iniciada a partir de una sesión fotográfica realizada el pasado mes de mayo. La pieza, concebida como un retrato colectivo, representa a cinco jóvenes emprendedoras que han sido clave en la narrativa del espacio.
La obra, que quedará expuesta de forma permanente en el local, sintetiza el enfoque artístico de Modrego y de Maldita Barra, basado en la vulnerabilidad como fuerza creativa, el cuerpo como territorio simbólico y la transformación emocional como motor artístico. La presencia de estas cinco mujeres, procedentes de ámbitos diversos como la restauración, la tecnología, la moda y el emprendimiento social, se convierte así en un testimonio visual del espíritu del proyecto y el reflejo de una nueva generación de mujeres líderes que marcan la pauta del cambio.
A partir de las 21:30 horas, la jornada tomó un tono más lúdico, con un maridaje especial a cargo de Sentits Barcelona y Loxarel. Para finalizar, con un nuevo DJ set, coctelería en directo y una degustación dulce.
Una propuesta joven, femenina y cultural
Este evento no es solo una celebración interna, sino una propuesta cultural abierta, que invita a reflexionar sobre el papel de los espacios gastronómicos como agentes de cambio y como vehículos para dar voz a nuevos imaginarios colectivos. Con esta acción, Maldita Barra se consolida como un polo de atracción para el talento joven y femenino, un altavoz para nuevas formas de expresión y un proyecto con un alma decididamente barcelonesa: abierta, inquieta y viva.
El arte como huella y testimonio
Maldita Barra no es solo un espacio gastronómico. Desde su apertura en julio de 2024, ha ido construyendo una narrativa propia a través de la gastronomía, el arte y la experiencia. Un espacio para la libertad creativa, la autenticidad y la colaboración. Como dice Ana: “Aquí no se viene solo a comer, aquí pasan cosas”. Ubicado en la calle Rosselló 242, ha construido en este primer año una identidad propia basada en la versatilidad gastronómica, el apoyo al arte emergente femenino y una clara vocación cultural. La celebración del aniversario no solo reforzó esta dirección, sino que proyecta el espacio como un punto de encuentro estable para iniciativas multidisciplinares en la ciudad.
Además, el espacio posterior del local concebido como un lienzo en blanco se irá consolidando como Maldita Gallery, una nueva línea cultural del proyecto que acogerá acciones artísticas, encuentros creativos y experiencias inmersivas.
Una historia con raíces
El lugar que hoy alberga Maldita Barra fue adquirido por la familia de Espona en los años 90, pero conserva la huella de una propietaria ilustre: Pepita Teixidor (1875–1914), pionera de la acuarela modernista y primera mujer representada en la estatuaria pública de Barcelona con el busto del Parque de la Ciutadella (1917). En un contexto dominado por figuras masculinas, Teixidor abrió camino para que la creatividad femenina ocupara un lugar visible en la ciudad.
Considerada por la crítica de su tiempo a la altura de Ramón Casas o Santiago Rusiñol, Teixidor ganó medallas de oro en varias ediciones de la Exposición Nacional de Bellas Artes y en la Exposición Universal de Bruselas, exponiendo repetidamente en la Sala Parés. Desafiando el “techo de hormigón” de la época, lideró iniciativas colectivas con otras artistas, recibió distinciones de sociedades internacionales y fue impulsada por la revista Feminal, uno de los primeros altavoces feministas de la Barcelona del primer tercio del siglo X.
Para Ana de Espona, reivindicar esta memoria es un acto de coherencia: “Siempre he querido emprender y aportar mi granito de arena a este lugar lleno de vida y en constante movimiento y sobre todo en una ciudad como Barcelona”, explica. Hoy, la filosofía de abrir puertas al talento femenino emergente prolonga la trayectoria de Teixidor: un legado que recuerda que la creatividad necesita espacios libres, imperfectos pero llenos de alma. “Aquí no todo es perfecto, pero todo tiene alma”, concluye Ana, trazando un puente entre el pasado modernista y la vitalidad contemporánea de Maldita Barra.
Emprendimiento gastronómico en clave femenina: Ana de Espona
Barcelona se consolida como uno de los principales núcleos de emprendimiento femenino en España. Según el informe GEM España 2022-2024, la tasa de actividad emprendedora femenina a nivel nacional se sitúa en el 5,6%, siendo Cataluña una de las comunidades que supera esta media. En este contexto, Barcelona destaca especialmente por el crecimiento de proyectos liderados por mujeres jóvenes en el ámbito gastronómico. Un claro ejemplo es Ana de Espona, una emprendedora barcelonesa de tan solo 24 años que ha apostado por abrir su propio café-restaurante, Maldita Barra. Con esta iniciativa, Ana se suma a un sector clave para la economía local, que representa más del 10% del tejido empresarial de la ciudad.
Desde que Ana se graduó en la universidad, tuvo claro que quería emprender. La idea de Maldita Barra nace de su pasión por su ciudad, Barcelona. “Siempre he querido emprender y aportar mi granito de arena a este lugar lleno de vida y en constante movimiento”, explica la propietaria.
Sin experiencia previa en el ámbito pero con una visión clara, convirtió esa primera ilusión en un proyecto con un propósito y valor claro, creando una plataforma donde la comida es el vehículo y no el fin. Su recorrido como emprendedora ha estado marcado por la resiliencia, el aprendizaje constante y la determinación, superando los prejuicios vinculados a su juventud con actitud, trabajo y esfuerzo.
Un concepto con una narrativa propia
Tras un intercambio de cinco meses en la capital china, Hong Kong, se convirtió en la gran inspiración de Ana de Espona, donde descubrió una ciudad que no se define por un solo concepto, sino por la suma de muchos. “Me fascinó ver bares y restaurantes que combinaban diferentes propuestas en espacios pequeños y aparentemente difíciles, conseguían sacar el máximo partido de manera increíblemente creativa” recuerda. De esta experiencia vital, nació el concepto de Maldita Barra como un restaurante que es más que un negocio puramente hostelero, es un espacio con narrativa propia. Su objetivo principal era que todo tuviera una historia detrás, que no fuera simplemente bonito, sino auténtico y con personalidad propia.
Maldita Barra rompe con la idea tradicional de restaurante encasillado y estático para crear un espacio para la libertad creativa, para el arte y para lo inesperado. Quitar la barra fue un gesto físico, pero también simbólico, quitar todo lo que estorba y que ya no representa, y dejar lugar para algo vivo, en constante evolución. Todo lo que está en Maldita Barra tiene una razón de ser: los platos, los discos, los cuadros, las colaboraciones, “aquí no todo es perfecto, pero todo tiene alma”, reflexiona Ana. Además, el arte también juega un papel clave, ya que su propósito es promover y potenciar artistas emergentes.
Del mundo a Barcelona
El restaurante nace inspirado en una cuidada selección de conceptos gastronómicos y espacios culinarios de todo el mundo desde cafeterías vegetarianas en Copenhague hasta loncherías en Oaxaca, pasando por cantinas israelíes en París, cocinas mediterráneas en Ámsterdam o estudios creativos en California.
Cada uno de estos lugares comparte una filosofía común: ser atrevidos, frescos, jóvenes y saludables, con una identidad clara y una propuesta que va más allá de la comida. El proyecto busca recoger esa diversidad de influencias y fusionarlas en un espíritu mediterráneo contemporáneo, trasladandolo todo a Barcelona, para ofrecer una experiencia gastronómica vibrante, honesta y viva, como la propia ciudad.
Futuro y proyección de Maldita Barra
Para el futuro, la fundadora quiere consolidar Maldita Gallery como su línea cultural y ampliar las colaboraciones artísticas para seguir sorprendiendo y conectando con la comunidad. Este primer año ha sido un camino de creación de comunidad, consolidación de marca y generación de impacto cultural.
“Que Maldita Barra se haya convertido en un referente cultural en Barcelona en tan solo un año es un orgullo enorme, pero también una gran responsabilidad”, explica la fundadora Ana de Espona. El éxito del restaurante responde a una necesidad real de la ciudad y el objetivo es seguir siendo un catalizador
artístico femenino para la generación Z.
Sobre Maldita Barra
Maldita Barra es un restaurante creativo ubicado en el corazón del Eixample barcelonés que fusiona gastronomía, arte, moda y comunidad en un espacio con alma y narrativa propia. Fundado por Ana de Espona, una emprendedora barcelonesa de 24 años, el proyecto reinterpreta el bar tradicional con una mirada contemporánea y disruptiva, convirtiéndose en un punto de encuentro cultural, social e intergeneracional. Con una propuesta culinaria versátil de 28 platos inspirados en la cocina de Oriente Medio y desarrollada junto a chefs como Jordi Limón (MAM del Bó), Maldita Barra apuesta por ingredientes frescos, presentaciones con intención y una experiencia sensorial que va más allá del paladar.
El local, diseñado junto a El Gallinero Studio, combina estética, funcionalidad y creatividad, ofreciendo desde desayunos y comidas hasta cenas privadas y eventos culturales. Más que un restaurante, Maldita Barra es una plataforma para el talento emergente y un espacio en constante evolución. Su próxima iniciativa, Maldita Gallery, ampliará esta visión al convertirse en un espacio íntimo para encuentros creativos y propuestas multidisciplinares.