El sector del automóvil ya vendía de unos meses no demasiado buenos antes de la pandemia, y ahora es uno de los más afectados por la crisis del coronavirus. De hecho, este abril fue el peor de los últimos 20 años por el sector de la automoción en número de matriculaciones debido al paro derivada del estado de alarma: 4.163 matriculaciones en el Estado, un 96,5% menos respecto del mismo mes del año pasado. Un sector que da trabajo al 9% de la población ocupada en España y que se prepara para reabrir a partir de este lunes 11 de mayo a pesar del malestar con el Ayuntamiento de Barcelona. ¿Cómo será esta reapertura?

El presidente de la patronal catalana de la automoción Fecavem, Jaume Roura, explica en declaraciones en ElNacional.cat que la gran mayoría de talleres, concesionarios y puntos de venta levantarán la persiana lunes aunque el gasto es muy grande. O al menos esta es la intención "porque no tenemos otra alternativa". "La gran mayoría tenemos que correr el riesgo de abrir pero una vez estemos operativos y vayamos viendo cómo avanzamos y se vaya reactivando el comercio, iremos viendo si podemos poner en marcha la rueda del consumo". Según Roura, el reto es "llegar al 31 de diciembre del 2020 vivos. El 2020 es un año que lo damos por perdido pero tenemos que tratar de sobrevivir para remontar en el 2021".

Con un optimismo relativo, positivo por la reapertura a partir del lunes pero agobiante por la gran cantidad de cambios que supone los nuevos protocolos sanitarios, Roura explica que la adaptación de los talleres y concesionarios para cumplir las normas sanitarias han supuesto un gasto de más de 11 millones de euros en el sector a nivel estatal, y unos 2-3 millones a nivel catalán. "Estamos siguiendo todo el protocolo del sector avalado por los sindicatos y el ministerio de Sanitari, y eso supone llevar guantes y mascarilla, la contratación de máquinas de ozono para desinfectar los coches y la instalación de mamparas", entre otras cosas.

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Foto: FECAVEM

Y como todos aquellos que van levantando la persiana estos días, hará falta una cita previa para ir al taller o a ver un automóvil. "Se con los clientes que ya tenían operaciones concertadas pendientes de formalizar o cerrar, estas serán las primeras. Es una manera de ir recuperando la normalidad a medida que también la industria se va poniendo en marcha", explica.

Lo que más nos preocupa es que no es sólo el sector de la automoción, son todos los sectores que han quedado tocados, porque desde el inicio de la fabricación del coche hasta el producto final hay muchos sectores

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Foto: Fecavem

Críticas al gobierno de Colau

La crisis en el mundo del motor llega también en medio de una guerra con el gobierno municipal de Ada Colau. Roura asegura que se sienten solos y deja adivinar poca empatía por parte del Ayuntamiento de Barcelona. La guerra se intensificó hace unas semanas cuando, en medio de la crisis pandémica, la número dos de Colau, Janet Sanz, soltó que la crisis del coronavirus era una oportunidad para "evitar" reactivar la industria del automóvil e insertar a los trabajadores en "sectores más limpios".

Como era de esperar, estas declaraciones enervaron el sector del motor, y tanto desde Fecavem como desde el Gremio del Motor pidieron la dimisión de Sanz y una disculpa pública. Roura explica a este diario que "la disculpa no ha llegado, sólo una pequeña suavización de sus palabras pero creemos que no es suficiente y no ha estado a la altura. Lo que dijo es muy grande". Lo que es realmente grande es el número de empleados a los cuales, si se hiciera caso a Janet Sanz, se tendría que absorber en otros sectores: 150.000 personas por lo bajo. Y en plena crisis económica, ¿dónde se reabsorben 150.000 personas?

"Nunca nos hemos negado a colaborar con el Ayuntamiento para solucionar los problemas de la circulación, pero lo que no podemos tolerar es la discriminación", critica Roura. "Se requieren recursos privados para suplir toda la demanda de transporte, porque el transporte público no puede absorberla toda, al menos no en Barcelona. Tenemos que avanzar sin prohibir ni imponer nada, porque en un estado democrático no se puede prohibir la libertad de circulación", asevera.

A toda la polémica se suma un nuevo debate: cuando Barcelona entre en la fase 1, la idea del Ayuntamiento es habilitar más espacio por las terrazas de los bares y restaurantes cortando la circulación. Pero en este caso, todavía lejano, Roura es comprensivo. "Nos ponen en una situación de enfrentamiento entre movilidad y restauración, pero nosotros creemos que ellos también tienen que poder volver a trabajar. Entre todos tendremos que hacer sacrificios, nosotros no estamos de acuerdo y no nos parece que sea la solución, pero lo tenemos que aceptar porque todos nos tenemos que sacrificar".

A los males del coronavirus se suma una preocupación que viene de lejos: el posible cierre de la planta de Nissan en Barcelona, que cuelga de un hilo. Roura acaba diciendo que este tema "aporta una gran preocupación en el sector, porque supondría la extinción de entre 25.000 y 35.000 puestos de trabajo". De hecho, los trabajadores de Nissan se han declarado en huelga indefinida para pedir acciones claras, y el mismo Roura reclama a las administraciones que "hagan todo el posible para evitar este cierre, porque sería muy grave para la economía catalana y española".