¿Se pueden prever las crisis económicas? ¿Anticipó alguien la última crisis? Y aunque todos nos hemos hecho reiteradamente este par de preguntas, difícilmente hemos obtenido respuesta. Pero hemos sufrido las consecuencias. A pesar de la complejidad de un entorno incierto, el economista y experto del Fondo Monetario Internacional (FMI), Nouriel Roubini aseguró que la crisis podía estallar en cualquier momento y así fue. También lo anticiparon el Premio Nobel de Economía de 2013, Robert Shiller y el gobernador del Banco Central de la India, Raghuram Rajan.

Los tres explicaron hasta el último momento que se estaban produciendo las condicionas idóneas para el estallido de una gran crisis que golpearía gran parte del mundo. Y no les faltaba razón.  

Ahora bien, y aunque todos los agentes económicos procuran hacerlo, no es lo mismo diagnosticar una crisis económica que prever con exactitud temporal cuándo se producirá. "Muchos se desacreditaron porque ya lo advertían desde el año 2004, cuando los síntomas de burbuja ya eran claros. Sirve de poco diagnosticar con tanta anticipación", ha asegurado el exsecretario general del Departament d'Economia de la Generalitat y catedrático de la UPF, Albert CarrerasEl Nacional. Y es que predecir la crisis no era una tarea fácil, pero un inversor norteamericano que iba por libre como John Paulson también lo consiguió. Mientras todo el mundo estaba convencido de que los precios de las viviendas no bajarían, Paulson "se hizo multimillonario especulando, en el 2007 y en el 2008", ha explicado Carreras. 

El Cisne negro de Taleb

La teoría del Cisne Negro desarrollada por el investigador norteamericano de Finanzas Nassim Taleb explica que un acontecimiento imprevisto que tiene un gran impacto en la historia puede acabar siendo racionalizado como si se hubiera podido prever. Una metáfora que demuestra que "hay gente que se dedica a equivocarse con precisión" y que "ante la incertidumbre, se tienen que tomar precauciones", ha explicado el exdirector del IDESCAT y profesor emérito de la UAB, Josep Maria Vegara. La psicología humana nos lleva a asumir inconscientemente y a tientas cualquier incertidumbre histórica hasta prácticamente el autoengaño. 

El 2008 supone un cambio de paradigma en las predicciones. Hasta entonces, "todos los riesgos eran susceptibles de ser sometidos a un cálculo de probabilidades", ha asegurado el presidente del Círculo de Economía, Antón Costas, pero desde entonces, se introduce el concepto de incertidumbre, sobre lo que el economista británico John Maynard Keynes aseguraba que no había nada que hacer. Ya no se trata de asumir riesgos, sino de lidiar con garantías temporales la incertidumbre. 

¿Hemos salido de la crisis en Catalunya?

En Catalunya, uno de los pocos economistas capaz de predecir la crisis fue precisamente un británico. Desaparecido a finales del 2015, Edward Hugh se anticipó a la crisis del euro y al estallido de la burbuja inmobiliaria española. Sin embargo, y de nuevo, una mirada acertada no pudo parar un tsunami de pánico e incertidumbre. Y al cabo de nueve años, "todavía no hemos salido de la crisis porque no hemos llegado al PIB por cápita que teníamos en 2007", aseguraba el exconseller d'Economia y profesor emérito de la UPF, Andreu Mas-Colell en una entrevista en El Nacional. Seguidamente, concretaba que en la teoría Catalunya saldrá de la crisis este año, pero en la práctica se tienen que sobrepasar "las nubes que han moderado el crecimiento económico". Prudencia, pedía l'exconseller. 

¿Y en qué estamos mejor y en qué peor respecto al 2007? Mas-Colell remarcaba una economía más exportadora y con más vitalidad tecnológica e innovadora sin olvidarse de que el paro sigue siendo excesivamente alto y los salarios demasiado bajos, a la vez que algunos sectores de la población se han empobrecido. Su receta pasa por "estimular una economía más productiva de la que tenemos".  

Negar el problema, ola de pánico

En el caso de España, se produjo una "negación del problema" que ha provocado, según Carreras, que se esté tardando mucho en salir de la crisis. "No hay crisis. Si la hay y los ciudadanos nos dan confianza, gestionaremos la crisis", aseguraba el exministro de Economía Pedro Solbes en enero de 2008. Un año después, auguraba que el 2009 sería un buen año. Difícil, prácticamente imposible de olvidar la negación inicial en clave electoralista y el mensaje de optimismo posterior.

Y mientras la economía española se hundía, del año 2010 al 2012 se produjo una ola de pánico que ponía más que nunca en duda si los países de la periferia europea podrían devolver su deuda, si se podrían mantener dentro del euro y si el Banco Central Europeo (BCE) podría acabar rescatándoles. No se dudaba de Alemania pero sí que "el Estado y las administraciones españolas pudieran salir adelante", ha explicado Carreras. Y hoy por hoy, los Estados Unidos hace tiempo que salieron de la crisis, China ni siquiera la vivió (aunque dicen que la próxima recesión mundial será "Made in China") y Grecia y Portugal siguen en posición dudosa. Mientras tanto, España se encuentra "trasegada" bajo un mensaje renovado de recuperación económica que ha cerrado el primer trimestre del 2016 con una tasa de paro del 21%. Esta vez, sin embargo, el mensajero es el ministro de Economía en funciones, Luis De Guindos

¿Hemos aprendido lo suficiente de la crisis?

La indignación popular se desata cuando unos consiguen superar la crisis con relativa comodidad mientras que otros no consiguen salir adelante, por mucho que lo intenten. La legitimidad de los rescates bancarios y las políticas de austeridad se han situado en el epicentro de la polémica y la impresión generalizada es, según Carreras, que "no se ha aprendido lo suficiente" y que "se podría volver a producir otro desastre si hubiera otro momento especulativo relevante". Vegara insiste en que existen "todas las circunstancias para que se vuelva a producir un problema de estas dimensiones". Sótanos de liquidez en peligro de ebullición, negocios bancarios arriesgados y alerta por inflaciones desmesuradas. 

Para procurar evitar que se repitan niveles de riesgo similares, se tendrían que producir cambios legales. Y es por eso que Vegara remarca la importancia de la autocrítica a la hora de aprender las consecuencias devastadoras de una crisis como la que estamos viviendo, tanto en el ámbito institucional como personal, ya que tal y como decía Grouxo Marx, uno de los grandes humoristas de todos los tiempos, las personas no dejan de ser pequeños especuladores. Pero son las instituciones las que gestionan la economía real, que a diferencia de un casino, sí que admite operaciones catastróficas.