El Clásico se acerca y el ambiente en el Real Madrid no es el que debería. A pesar de que los resultados acompañan, dentro del vestuario se respira preocupación. Los jugadores ganan, pero no disfrutan. Y lo que más inquieta a todos es que el equipo no tiene una identidad clara. Con Xabi Alonso en el banquillo, el Madrid sigue sin jugar a nada reconocible.
En público, Thibaut Courtois intenta calmar las aguas. “No hay ganas de revancha”, dijo tras el triunfo ante la Juventus en Champions League. Pero por dentro, los futbolistas saben que hay mucho en juego. El recuerdo de los cuatro Clásicos perdidos la temporada pasada (cinco con el de pretemporada) aún escuece. Y esta vez, con el liderato en juego, la presión es total.
El juego del Real Madrid decepciona a todos los niveles
El problema es que el equipo no convence. Los resultados se salvan en los últimos minutos, casi siempre gracias a Kylian Mbappé o Vinícius Júnior. Pero el juego no fluye. El Madrid sufre en defensa, no domina el centro del campo y vive de las individualidades. Cuando Mbappé no brilla, el equipo se apaga. Contra la Juventus, solo una jugada individual de Vinícius, que además acabó en el palo, permitió a los blancos abrir la lata. Si no llega a ser por Courtois, pudieron perder el partido. Y antes, frente al Atlético de Madrid, el desastre fue total: derrota por 5-2, una de las más duras de los últimos años.
Esa goleada dejó huella. Los veteranos del vestuario salieron del Metropolitano con una sensación incómoda. No entendieron nada. No hubo plan, ni reacción desde el banquillo. Xabi Alonso no supo leer el partido y los jugadores sintieron que estaban a la deriva. “Nos superaron en todo”, reconoció uno de los capitanes. Desde entonces, la confianza en el sistema ha caído.
El más escéptico es Éder Militao. El brasileño ha recuperado protagonismo tras sus lesiones, pero no termina de creer en la idea del técnico. Dice que el equipo juega sin alma, que las líneas no están coordinadas y que se depende demasiado de la inspiración de los de arriba. Otros, como Courtois, comparten la preocupación. El belga ha tenido que salvar al equipo en demasiadas ocasiones. “Nos llegan fácil”, repitió en el vestuario tras la última victoria.
Preocupación por el plan de Xabi Alonso en el Real Madrid
En el club valoran el trabajo de Alonso, pero hay quien teme que la inexperiencia le pase factura en el Clásico. Sus cambios no mejoran los partidos, y su insistencia en controlar la posesión ralentiza el ritmo. El Madrid acaba jugando lento, previsible, sin la pegada ni el vértigo que siempre lo caracterizaron.
El Barça llega con confianza tras golear al Olympiacos, mientras el Madrid lo hace con dudas. Dudas en el juego, en la estrategia y hasta en el banquillo. Los resultados disimulan los problemas, pero el vestuario los siente. Y a pocos días del Clásico, una cosa está clara: el Real Madrid gana, pero no juega a nada. Y eso, ante el Barça, puede costar muy caro.