El futuro de Frenkie De Jong vuelve a estar en el centro del debate en el FC Barcelona. El centrocampista neerlandés, uno de los pilares del equipo en los últimos años, acaba contrato el próximo verano y, a día de hoy, la renovación sigue sin producirse. La situación preocupa dentro del club, que ya ha movido ficha con un ultimátum claro: o hay acuerdo en las próximas semanas, o en enero quedará abierta la puerta de salida.
El Barça quiere cerrar ya
En el Barça no quieren repetir errores del pasado. La directiva considera que un jugador de la importancia de De Jong no puede llegar al mes de enero sin haber firmado su continuidad, ya que a partir de entonces tendría la libertad de negociar con cualquier otro club. Por eso, desde los despachos han transmitido que septiembre debe ser el mes clave. La idea es resolver el caso cuanto antes y evitar que se convierta en una distracción permanente durante la temporada.
Frenkie quiere quedarse, pero no firma
El discurso de De Jong no ha cambiado: públicamente ha insistido en varias ocasiones en que su deseo es continuar en el Barça. Se siente identificado con el proyecto, cómodo en la ciudad y con un rol de líder en el vestuario. Sin embargo, la realidad es que la renovación sigue sin materializarse.
Las diferencias se centran en las condiciones económicas y en la duración del contrato. El club, que sigue con limitaciones financieras, quiere ajustar cifras y plantear un acuerdo a largo plazo. Frenkie, por su parte, busca garantías de estabilidad y un reconocimiento acorde a su peso en el equipo.
Un riesgo demasiado grande
El problema para el Barça es evidente: dejar que un futbolista de la talla de Frenkie De Jong se acerque al final de contrato sería un error mayúsculo, tanto a nivel deportivo como económico. Si no se alcanza un acuerdo pronto, la directiva no descarta tomar medidas drásticas y abrirle la puerta de salida en el mercado invernal para evitar perderlo gratis en verano.
La posición de Flick también cuenta. El técnico alemán considera a De Jong fundamental en su esquema, pero entiende que la incertidumbre no beneficia ni al jugador ni al colectivo. Por eso, desde el banquillo también presionan para que la situación se resuelva cuanto antes.
Lo cierto es que el tiempo corre y en el Barça no quieren alargar este pulso. El mensaje es claro: o hay firma en septiembre o se empezará a planear su salida. De Jong mantiene su deseo de seguir, pero las palabras ya no bastan. El club necesita hechos.
