El Real Madrid sufrió más de lo previsto para imponerse al Getafe (0-1). Un partido áspero, físico y espeso, que dejó muchas dudas más allá de los tres puntos. El gol de Kylian Mbappé salvó la noche, pero el rendimiento de varios jugadores preocupa. Uno de ellos es Eduardo Camavinga, cuya situación empieza a ser un problema serio para Xabi Alonso.

El técnico vasco apostó por una alineación pensada para rotar y dosificar esfuerzos antes del duelo ante la Juventus en Champions. Alaba volvió al eje de la zaga, Tchouaméni ocupó el pivote, y Camavinga acompañó en el mediocampo con Bellingham por delante. En ataque, Rodrygo sustituyó a Vinícius, que entró en la segunda parte para revolucionar el encuentro. Sin embargo, el esquema no funcionó. El Madrid perdió fluidez, ritmo y control.

Vinícius Reial Madrid Getafe

Camavinga no encuentra su prime en el Real Madrid de Xabi Alonso

Desde el arranque, Camavinga se mostró perdido. Desubicado, sin referencias claras, y con errores en la salida de balón que rompieron el equilibrio. No supo interpretar el ritmo ni ofrecer soluciones a sus compañeros. Tchouaméni trató de cubrirle, de guiarle, pero el daño ya estaba hecho. La medular blanca se partió en dos.

Xabi Alonso lo vio claro y decidió sustituirle antes de que el equipo se viniera abajo. No fue un castigo, pero sí una señal evidente. El técnico busca una función concreta para el francés, pero todavía no la encuentra. En la base del juego sufre. En la presión llega tarde. Y cuando pisa campo rival, se precipita. Lo intenta todo, pero nada termina de salirle bien.

Eduardo Camavinga Real Madrid

El clan francés le arropa y le anima

En el vestuario, Mbappé y Tchouaméni son sus mayores apoyos. Le arropan, le animan, le defienden. Son conscientes del potencial que tiene. En los entrenamientos, Aurélien le habla constantemente, le corrige, le orienta en la posición. Pero esa ayuda no ha bastado. Camavinga sigue desconectado. Se siente fuera de sitio. Y eso empieza a afectar al juego colectivo del Real Madrid.

El problema es que Camavinga no es un jugador cualquiera. Es una pieza clave en la planificación del club. Con apenas 22 años, el club ve en él el futuro del mediocampo. Pero su evolución se ha estancado. Desde la lesión del curso pasado, no ha vuelto a recuperar su dinamismo ni su agresividad característica. Sin su energía, el Madrid pierde presión, recuperación y ritmo.