El Girona gana con suficiencia contra el Las Palmas y cierra con una sonrisa y 51 puntos el año de su debut en Primera División (1-2). Christian Stuani, valor diferencial del equipo, acaba la Liga con 21 goles después de sumar otro doblete.

Un equipo deshecho

La temporada en Gran Canaria ha sido un infierno. El equipo ha cambiado cuatro veces de entrenador y ha sido incapaz de sobrevivir al adiós de Quique Setién, que ha clasificado al Betis para la Europa League. El trabajo en los despachos ha sido horroroso. Y hoy, la afición ha vuelto a quejarse vaciando las gradas.

El estadio tenía un aspecto fantasmagórico. El partido desprendía un aire de pretemporada, por el clima y la situación de los dos equipos. Nadie se jugaba nada bajo un sol de justicia. El Girona sólo ha tardado cinco minutos en demostrar que se tomaba el trámite seriamente. El gol de Stuani, después de un centro de Portu, reivindicaba una sociedad dormida en las últimas jornadas.

La defensa del Las Palmas ya estaba de vacaciones. Los jugadores, desconectados, corrían por inercia y sin convencimiento. No había ninguna intención de trascender. Hasta que Pere Pons se ha convertido en el mejor aliado canario. Un penalti del mediocampista del Girona ha provocado el empate de Jonathan Calleri.

El 1-1 era circunstancial porque los gerundenses creaban ocasiones de gol sin querer. Un balonazo largo se convertía en un dolor de cabeza. Y con la presión, la Las Palmas se ha acabado disparando en el pie. Ximo ha regalado el 1-2 a un Stuani que ha marcado su enésimo gol en la Liga con un disparo cruzado. Los tres puntos, al saco antes del descanso.

Emoción artificial

La reacción del Las Palmas era imposible por incapacidad técnica. El equipo flojea en todas las líneas y en cada jugada evidencia una falta de calidad alarmante. El Girona, con el partido en la mano, no ha encontrado la fórmula para hacer mayor la herida.

El medio del campo siempre se precipitaba con pases al espacio que no llegaban a buen puerto. Stuani se desesperaba para aumentar sus números, pero sus remates no encontraban los tres palos.

La poca gente que ha desafiado el aburrimiento y no ha abandonado el campo hasta el último minuto ha despedido a su equipo con silbidos. El Las Palmas vuelve a Segunda mientras el Girona pone la guinda a una temporada impecable con la sexta victoria a domicilio.