El Real Madrid se ha impuesto al Melilla (0-4) en el partido de ida de los decimosextos de final de la Copa del Rey. Los norteafricanos ha puesto cabeza, corazón y piernas, pero se han topado con un Madrid correcto que sólo ha necesitado "dos cojones" para hacer valer la diferencia de categoría.

Primer tiempo sin sorpresas

El Madrid llegaba a Melilla con entrenador nuevo y heridas abiertas. Después de la sacudida vivida en el Camp Nou, la excursión al continente africano no parecía entusiasmar demasiado a los blancos, conscientes de que la redención de la afición no se consigue en campos de 2aB.

El qué para unos era un trámite para otros era el partido de la temporada. El Estadio Municipal Álvarez Claro de Melilla ha presentado un pleno hasta la bandera para ver cómo su equipo -segundo clasificado a la categoría de bronce del fútbol español- se enfrentaba al campeón de Europa.

Ante este escenario, el interino Santiago Solari ha presentado un once muy competitivo, con la presencia de sólo dos jugadores del filial (Javi Sánchez y Vinícius) y del capitán, Sergio Ramos. El entrenador argentino es consciente de que su papel en el primer equipo será testimonial, pero con buen criterio ha decidido no jugársela. Una nueva derrota hubiera estado tan ridícula como traumática.

Si algún culé se esperaba un nuevo 'alcorconazo', sus aspiraciones, cómo las del Melilla, se habrán evaporado muy pronto. En el minuto 28, Karim Benzema ha marcado el gol más fácil de su vida después de rematar sobre la línea de gol un centro de Álvaro Odriozola, y en el 45, justo antes del descanso, Marco Asensio ha duplicado la ventaja. Por el camino, Vinícius se ha reivindicado a base de desequilibrar desde el extremo izquierdo.

Los tics de Lopetegui

En la segunda mitad Solari ha hecho entrar a Federico Valverde y a Nacho, que han sustituido a Benzema y Nacho respectivamente, y lo cierto es que lo ha podido pagar caro. Los primeros minutos del segundo tiempo han sido propiedad del Melilla, pero Yacine Qasmi no ha podido rematar un centro que habría significado el 1-2.

Con el paso del tiempo la lógica se ha impuesto y el Madrid ha vuelto a dominar la pelota sin discusión. Ceballos, Asensio, Llorente, Vinícius... todos han tenido ocasiones para anotar el tercer gol, pero los disparos ganadores los han encontrado Odriozola y Cristo en dos jugadas de fútbol escocés. Julen Lopetegui ya no está pero sus tics sí: el Madrid necesita generar muchas oportunidades para marcar goles.

El Real Madrid ha cumplido el trámite de ganar un partido que no podía perder. El equipo no ha recuperado sensaciones pero ha dejado la eliminatoria sentenciada, y ahora, gracias al formato caduco de la Copa del Rey, disfrutará de un partido de vuelta sin nada en juego donde podrá intentar reconciliarse con la afición.