El Real Madrid atraviesa un momento crítico. Un clima tenso. El ambiente es espeso. El vestuario está partido en dos. Y el proyecto de Xabi Alonso, que comenzó con ilusión, hoy genera dudas. Muchas dudas. Los resultados no acompañan. El juego tampoco. Y el foco ya no está solo en el césped. Está dentro. En el grupo. En la fractura que divide a la plantilla.
La mala racha ha sido devastadora. Cuatro pinchazos en cinco partidos. Un fútbol lento. Previsible. Sin chispa ni creatividad. Un plan que no despega. Xabi pide paciencia. Repite que “queda mucha temporada” y que “el equipo está en construcción”. Trata de frenar el incendio en cada rueda de prensa. Pero dentro del vestuario esas palabras ya no calan. No convencen. El problema es profundo. No es coyuntural. Y cada día crece un poco más.
Siete jugadores no comparten los métodos de Xabi Alonso
El vestuario tiene dos bandos. Dos visiones opuestas. El grupo mayoritario es el más crítico. El sector que ya no confía en Xabi. El que siente que sus métodos chocan con la identidad del club. Y aquí están los siete nombres que lideran esta postura: Jude Bellingham, Vinicius, Rodrygo, Valverde, Brahim, Ferland Mendy y Camavinga. A ellos se suma Endrick, que también muestra incomodidad. Es prácticamente la columna vertebral del proyecto deportivo. El núcleo joven. El grupo más influyente. Los que marcan tendencia.
Para este sector, el método de Xabi es rígido. Excesivo en vídeo. Excesivo en análisis y corto en práctica real. Ven un equipo previsible. Atado. Sin margen para improvisar. Sin libertad creativa. Sienten que las indicaciones del entrenador les restan. Les encorsetan. Les obligan a jugar a algo que no sienten. Eso genera frustración. Y distancia.
Mbappé lidera la defensa de Xabi Alonso
Los casos de Bellingham y Vinicius son paradigmáticos. Ambos creen que el plan táctico no potencia sus virtudes. Que limita sus movimientos naturales. Que les exige roles que no encajan con su estilo. Camavinga y Valverde, por su parte, están cansados. No quieren seguir fuera de sitio. Ni volver a aparecer en los laterales. Lo consideran una injusticia. Lo dicen. Lo repiten. Y ya no lo esconden. Brahim, Mendy y Endrick sienten otra cosa: marginación. Falta de confianza. Falta de oportunidades.
En el lado opuesto está el bando que defiende a Xabi. Y por suerte para el entrenador, hay un peso muy pesado. Es un grupo más pequeño, pero contundente. El líder es Kylian Mbappé. El fichaje estrella. El rostro del nuevo proyecto. Mbappé cree en Xabi. Cree en su idea y en su disciplina. Y junto a él están Courtois, Carvajal, Rüdiger y el joven Dean Huijsen. Para ellos, Xabi representa orden. Método. Exigencia. Un proyecto serio. Un camino a largo plazo.
