El futuro de Marcus Rashford en el Barça comienza a estar complicado. Pese a su voluntad de continuar vistiendo de azulgrana y a la buena sintonía con el proyecto, el delantero inglés no se ve en el Barça la temporada que viene. La sensación en su entorno es clara: el club difícilmente hará el esfuerzo económico necesario para cerrar su continuidad.

Y es que la situación financiera del Barça vuelve a ser determinante. Rashford es consciente de las limitaciones del club, de los márgenes salariales ajustados y de las prioridades que existen en otras posiciones. Aunque su rendimiento ha sido valorado positivamente, el contexto económico pesa más que el deportivo, y eso condiciona por completo cualquier escenario de futuro.

El salario, el gran obstáculo para su continuidad

La realidad es que el principal problema no está tanto en el traspaso como en el salario. El Barça no puede asumir el sueldo actual de Rashford, ni siquiera con fórmulas creativas. Desde el club ya se ha trasladado que cualquier continuidad pasaría por una rebaja salarial significativa, algo que no termina de encajar en los planes del jugador a medio plazo.

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Rashford entiende la postura del Barça, pero también es consciente de su estatus y de su mercado. A sus 28 años, no quiere dar pasos atrás en lo económico tras haberse consolidado como uno de los atacantes más reconocidos de la Premier League. En este sentido, el inglés empieza a asumir que, por mucho que exista voluntad deportiva, el encaje financiero es extremadamente complicado.

La cláusula de compra, asumible pero no garantizada

Existe, eso sí, una vía contractual que permitiría al Barça quedarse con Rashford. Se trata de la cláusula de compra incluida en la cesión acordada con el Manchester United, fijada en 30 millones de euros. Un precio que, sobre el papel, es asumible para un futbolista de su nivel. Sin embargo, en los despachos del Barça esa cifra no se da por descontada. El club deberá plantearse seriamente si destina esa inversión a Rashford o si prioriza otras necesidades más urgentes, especialmente en el centro del campo o en la defensa.

Rashford, por su parte, observa el escenario con realismo. Aunque le gustaría seguir en el Barça y se siente cómodo en el vestuario, no quiere alargar una incertidumbre que puede perjudicar su planificación personal. El mensaje es claro: si el club no da un paso firme, él buscará alternativas. Así pues, todo apunta a que Marcus Rashford no se ve de azulgrana la próxima temporada. La voluntad existe, el precio del traspaso es razonable, pero el salario y la situación financiera del Barça amenazan con cerrar una etapa que pudo ser más larga.