Demostración de fuerza del Real Madrid contra el Celta de Vigo (6-0). Los madrileños sentencian el partido con una primera parte demoledora gracias a los goles de un Gareth Bale especialmente inspirado. La victoria es un mensaje para el Liverpool, último obstáculo para levantar la tercera Champions consecutiva.
Un juego de áreas
El Santiago Bernabéu sólo tiene ojos para Europa. El partido del próximo 26 de mayo en Kiev marcará una temporada que a día de hoy es mediocre. Acabar el año en blanco y a quince puntos del Barça supondría un golpe difícil de asumir para Florentino Pérez. La afición del Madrid, mientras tanto, se anima con los goles de un equipo que hoy ha salido sin guardarse nada, en las antípodas del último partido en Sevilla.
La baja de Crisitano, lesionado, era el único contratiempo para Zidane. Sergio Ramos veía desde la televisión cómo Isco volvía al once titular, al lado de Bale y Benzema. El delantero galés ha esprintado hacia la final de Kíev con un doblete en poco más de quince minutos. El primer gol ha llegado después de un contragolpe puesto en marcha por Modric. Y él mismo ha fabricado el segundo con un disparo que ha entrado por la escuadra.
El 2-0 deprimía a un Celta capaz de llegar al área del Madrid. Siempre sin veneno, en parte, por la ausencia de Iago Aspas. El Madrid se sabía muy superior. El talento de Isco ha seguido desnivelando la balanza en una primera parte que ha evidenciado las diferencias entre los dos ataques. El mediocampista andaluz, recuperado de una lesión, ha encontrado el camino del gol gracias a una pelota que ha lamido el palo. Imposible para el portero.
Goles y moral
El Madrid necesita decorar su estado de ánimo. El reto de la decimotercera Copa de Europa une a todos los estamentos del club para acabar el mes de mayo con una sonrisa. Y los goles son la mejor vitamina para no notar el cansancio de una temporada en la que los blancos han participado en seis competiciones.
Achraf, que sustituía a Carvajal en el lateral derecho, se ha añadido a la fiesta haciendo el 4-0 con la colaboración del portero del Celta. Isco movía el Madrid mientras el árbitro anulaba el 5-0 a Bale por fuera de juego. Juan Carlos Unzué veía desde la banda cómo su equipo era una sombra sobre el césped del Bernabéu. Sus jugadores eran títeres en las manos de un Madrid que no levantaba el pie del acelerador.
El gol en propia portería del catalán Sergi Gómez y el 6-0 de Kroos han puesto punto y final a una noche negra del Celta. El resultado catapulta a los blancos después del tropiezo en el Ramón Sánchez Pizjuán. Zidane ya no lucha por la Liga y se centra en que la plantilla afronte en plenitud, física y moral, el duelo contra el Liverpool.