Hans-Dieter Flick tenía razón a la hora de señalar a un jugador que consideraba que no tenía el nivel necesario para poder formar parte de la plantilla del Barça. Y es que uno de los primeros descartes que realizó, antes de que comenzara la pretemporada, fue el de Oriol Romeu, al cual no tenía previsto dar ninguna oportunidad. El verano anterior ya le dejó muy claro que no tenía espacio en sus planes, y la misma historia se volvió a repetir en el actual.
Le obligó a hacer las maletas, y pidió a Joan Laporta y a Deco que no tardaran en encontrar un comprador. No viajó a la gira asiática, y estuvo ejercitándose en solitario mientras se resolvía su futuro. Por desgracia, este asunto se demoró mucho más de lo esperado, y no se pudo resolver hasta la última semana de agosto, con La Liga EA Sports ya comenzada. Porque no apareció ningún equipo dispuesto a acogerlo en sus filas.

No llegaron ofertas, y los pocos clubes que se interesaron por la situación del veterano centrocampista era para firmarlo cedido, y haciéndose cargo de una parte mínima de su ficha. Fue ofrecido a prácticamente todas las entidades de la liga, incluido el Girona, donde había jugado a préstamo el pasado curso, pero no fue capaz de recuperar su mejor versión, la misma que le llevó a ser fichado en el Camp Nou, como sucesor de Sergio Busquets.
Michel Sánchez quedó muy decepcionado con las prestaciones de Oriol Romeu, y solicitó a Quique Cárcel que no hiciera ningún esfuerzo para retenerlo. Al final, el Barça no tuvo más remedio que llegar a un acuerdo con el ex del Valencia, del Southampton o del Chelsea, y pactar la rescisión de su contrato, que expiraba en 12 meses. Le pagaron una indemnización económica, y se marchó con la carta de libertad bajo el brazo, a la espera de recibir alguna propuesta.

De esta manera, Laporta y Deco lograron perderlo de vista, y gracias a la ficha que liberaron, esto permitió inscribir a Gerard Martín.
Oriol Romeu sigue buscando equipo
Oriol Romeu confiaba en no tener muchos problemas para encontrar un nuevo equipo, ahora que está totalmente libre, y puede llegar a coste cero. Pero se ha encontrado con una dura realidad.
No le ha llegado ninguna llamada, y Flick tenía razón a la hora de afirmar que lo mejor era despedirlo, ya que le costaba creer que algún equipo estuviera dispuesto a hacer una inversión por el de Ulldecona.